Gertrude Duby emprendió la ardua y peligrosa labor de rescatar a "La Reina" con sus propios medios. Contrató a un grupo de "hombres del rio", varios de ellos familiares de los custodios de Yaxchilán para efectuar el traslado, Duby escribió una crónica en la que cuenta cómo por poco la estela se va de pique al río, cómo uno de los cayucos quedó inservible, y cómo peligró su vida y la de sus ayudantes. Toda la hazaña, además, estaba condicionada por los deseos y resistencias de "La Reina". Duby relata cómo "El 19 de mayo fue otro mal día porque la piedra simplemente no quería moverse". Cuando por fin "decidió moverse, una de las canoas se rompió". Con frustración narra que sus ayudantes le tenían miedo a la piedra y se negaban a trabajar porque tenían pesadillas en las que la Reina intentaba matarlos. Duby también tuvo pesadillas. Las suyas, sin embargo, no tenían que ver con gobernantes mayas vengativos, sino con cuerdas de henequén que se rompían con el peso de la piedra.
Duby conservó un registro fotográfico de la peripecia que emprendió para regresar la estela abandonada en Agua Azul a Yaxchilán. En esas imágenes, se pueden ver de manera casi cinematográfica los trabajadores, las tecnologías y los materiales locales involucrados en la hazaña.
Gertrude Duby emprendió la ardua y peligrosa labor de rescatar a "La Reina" con sus propios medios. Contrató a un grupo de "hombres del rio", varios de ellos familiares de los custodios de Yaxchilán para efectuar el traslado, Duby escribió una crónica en la que cuenta cómo por poco la estela se va de pique al río, cómo uno de los cayucos quedó inservible, y cómo peligró su vida y la de sus ayudantes. Toda la hazaña, además, estaba condicionada por los deseos y resistencias de "La Reina". Duby relata cómo "El 19 de mayo fue otro mal día porque la piedra simplemente no quería moverse". Cuando por fin "decidió moverse, una de las canoas se rompió". Con frustración narra que sus ayudantes le tenían miedo a la piedra y se negaban a trabajar porque tenían pesadillas en las que la Reina intentaba matarlos. Duby también tuvo pesadillas. Las suyas, sin embargo, no tenían que ver con gobernantes mayas vengativos, sino con cuerdas de henequén que se rompían con el peso de la piedra.