Cultura | Maya |
Región | Desconocida |
Período | Clásico tardío |
Año | 600-909 d.C. |
Período 9 | Clásico tardío |
Año | 600-909 d.C. |
Técnica | Barro modelado con técnica de enrollado, con engobe y pintura |
Medidas | 12.5 x 11.5 cm |
Ubicación | Sala 4. Sociedad y costumbres |
No. registro | 52 22 MA FA 57PJ 1396 |
Investigador (es) |
Vaso cerámico polícromo con doble escena palaciega. Cabe resaltar la policromía de esta pieza, pues sólo se emplean tres gamas de colores, el negro, el rojo y el crema y con estos tres tonos el artista consigue una perfecta armonía con la que detalla y resalta al protagonista de esta pieza. La vasija muestra dos escenas diferenciadas y separadas por un diseño decorativo formado por bandas rojizas inclinadas y por bandas decoradas con óvalos negros. A su vez, este diseño está delimitado a ambos lados por bandas verticales de color rojo que permiten enmarcar las dos escenas principales donde se representa al mismo gobernante aunque caracterizado de dos formas diferentes.
Por un lado el papel de sabio y escriba, y por otro, el de rey y soberano. Son escenas casi idénticas, donde el dignatario muestra la misma postura, los mismos adornos y los mismos elementos de tributo, variando solamente algunos elementos, entre ellos el tocado y la banca o trono donde aparece sentado. Las banquetas presentan detalles diferentes en cada una de las representaciones, tal vez porque el artista quiso marcar las diferencias entre las estancias donde ocurrieron las dos escenas.
En ambos retratos el rey se representa sentado con el cuerpo de frente y un tanto reclinado hacia delante como si esperase algo de un interlocutor imaginario. Frente a él se reconocen varios bultos y atados de plumas que formaban parte del tributo. Uno de los sacos incluye el numeral ocho, lo que da a entender que es carga de algún tipo de grano o café, sin poder identificar claramente el glifo que aclararía, que tributo era.
En la escena que se representa como gobernante, se muestra con el tocado de ajaw, “rey o señor”, formado por una corona de placas circulares en cuya parte frontal se sujeta el emblema máximo del poder real conocido en la literatura científica como “dios bufón”. En la otra cara del vaso el gobernante porta un tocado propio de los escribas. El cabello se envuelve en una toca que se sujeta delante con un atado que incluye un libro plegado en forma de biombo y un pincel. Durante el Clásico tardío, especialmente en la región del Petén es característico mostrar a los escribas con pinceles y libros atados a los tocados, tal y como se muestra en esta interesante vasija.