Los dioses y sus sacerdotes son uno de los principales temas de la plástica mexica. Los encontramos en escultura, pintura y cerámica, siendo este conjunto de obras las que nos permite acercarnos a sus distintas cualidades.
En la figurilla 1503 se representa a un hombre de pie. Fue realizada por molde y presenta dos orificios a los lados de la cara, lo cual nos indica que en algunas ocasiones pudo utilizarse como un pendiente. La figurilla presenta un gran tocado de plumas azules que salen de una banda trenzada y a los lados se representó un adorno de papel con una banda azul y salpicaduras color negro. Tiene el rostro alargado. Un corte de cabello simulando un casco, dos grandes orejeras y el rostro tiene dos concavidades simulando los ojos, una nariz prominente y una boca entreabierta. El torso es recto y los brazos se doblan en un ángulo de 90 grados hacia la parte interna, simulando sostener un gran cajete, el cual fue realizado por molde e integrado a la pieza por medio de pastillaje. La figura en la zona inferior tiene una forma plana con un pequeño talud en la parte inferior simulan los pies del personaje.
La pieza se encuentra recubierta con una capa de estuco y puede apreciarse pintura azul en las plumas del tocado, en una banda horizontal, en los adornos de papel, en el cabello, en el collar debajo de la cabeza, la pulsera de brazo derecho y en la base y fondo de la vasija. También se utilizó el color negro para delimitar las bandas azules de los adornos de papel; en el cabello se colocaron líneas negras verticales simulando el pelo y también se emplearon pequeñas líneas verticales en el collar. Llama la atención que tanto el rostro, como el torso y las piernas se encontraban pintadas completamente de negro, con lo cual podemos afirmar que el personaje representado se trata de un sacerdote, ya que este grupo acostumbraba a pintarse la piel completamente de negro. Asimismo, las plumas largas azules –y quizá con el extremo blanco- y los adornos de papel, con una banda azul y pequeñas manchas de negro, nos recuerda a las representaciones que se hacen de Tláloc en el Códice Magliabechiano, en el Códice Ixtlixochitl y en el Cotice Vaticano A. Hay que mencionar que la vasija que le fue adosada nos hace suponer que se está representando la acción de mostrar una ofrenda.
La presencia de la deidad de Tláloc fue muy importante para las sociedades prehispánicas. En el Posclásico tardío esta deidad fue tan importante que se colocó en la parte superior del Templo Mayor, junto a su dios tutelar, Huitzilopochtli. Este dios representaba el carácter acuático, fértil y fecundo del mundo, por lo mismo se relacionaba con la lluvia y con el brotar de las plantas, lo cual hacía que también fuera considerado una deidad que se vinculaba con el mantenimiento del hombre y por ello, fue una de las deidades más representadas en sus distintos aspectos.
Los dioses y sus sacerdotes son uno de los principales temas de la plástica mexica. Los encontramos en escultura, pintura y cerámica, siendo este conjunto de obras las que nos permite acercarnos a sus distintas cualidades.