Esta pieza es una figurilla modelada en barro de un personaje masculino de pie con la cabeza frontal y los brazos cruzados sobre el pecho. Las figurillas de Jaina o de estilo Jaina solían hacerse en molde, pero los artesanos conseguían dar vida y realismo a las piezas con aplicaciones de barro que modelaban a su antojo. Esto se conoce como pastillaje y permitía obtener los rasgos físicos del ser representado. En este caso, el rasgo distintivo del personaje es una protuberante nariz aguileña que se advierte aún más exagerada si se mira de perfil. El rostro era el alma de los mayas y el perfil el reflejo de ella. Además también se advierten escarificaciones en las mejillas y parte del cabello recortado y afeitado en las partes bajas de ambas sienes. De la barbilla cuelga una corta perilla, posiblemente resaltada aquí como rasgo de virilidad. Sus orejas están adornadas por unas grandes orejeras circulares sujetas por cierres redondos que, al no presentar restos de pintura, debe suponerse que no eran de jade. Lleva un collar de cuentas circulares con un colgante en forma de placa del que cuelgan dos cuentas más. Todo el collar está pintado de azul por lo que se puede suponer era de jadeíta. Su rostro mira al frente, con ojos oblicuos y almendrados propios de los cráneos que fueron modelados durante la infancia. Su cabeza presenta una deformación tabular oblicua, que se resalta más aún al llevar el cabello recogido en mechones enrollados hacia arriba y atado con un tocado de pliegues decorado en el centro con una cuenta de jadeíta pintada de azul. Va cubierto con un sencillo braguero que por delante le cubre hasta las rodillas y se sujeta en la cintura con un doblez. Los adornos de jade del personaje, así como su tocado permite situar al personaje dentro de la clase alta de la sociedad maya.
Esta pieza es una figurilla modelada en barro de un personaje masculino de pie con la cabeza frontal y los brazos cruzados sobre el pecho. Las figurillas de Jaina o de estilo Jaina solían hacerse en molde, pero los artesanos conseguían dar vida y realismo a las piezas con aplicaciones de barro que modelaban a su antojo. Esto se conoce como pastillaje y permitía obtener los rasgos físicos del ser representado. En este caso, el rasgo distintivo del personaje es una protuberante nariz aguileña que se advierte aún más exagerada si se mira de perfil. El rostro era el alma de los mayas y el perfil el reflejo de ella. Además también se advierten escarificaciones en las mejillas y parte del cabello recortado y afeitado en las partes bajas de ambas sienes. De la barbilla cuelga una corta perilla, posiblemente resaltada aquí como rasgo de virilidad. Sus orejas están adornadas por unas grandes orejeras circulares sujetas por cierres redondos que, al no presentar restos de pintura, debe suponerse que no eran de jade. Lleva un collar de cuentas circulares con un colgante en forma de placa del que cuelgan dos cuentas más. Todo el collar está pintado de azul por lo que se puede suponer era de jadeíta. Su rostro mira al frente, con ojos oblicuos y almendrados propios de los cráneos que fueron modelados durante la infancia. Su cabeza presenta una deformación tabular oblicua, que se resalta más aún al llevar el cabello recogido en mechones enrollados hacia arriba y atado con un tocado de pliegues decorado en el centro con una cuenta de jadeíta pintada de azul. Va cubierto con un sencillo braguero que por delante le cubre hasta las rodillas y se sujeta en la cintura con un doblez. Los adornos de jade del personaje, así como su tocado permite situar al personaje dentro de la clase alta de la sociedad maya.