Esta obra forma parte de una larga serie pictórica que tiene sus orígenes en el paisaje poblano y su persistencia en la memoria del artista. Realizada entre 1980 y 1989, la serie del mismo nombre permitió a Vicente Rojo explorar el dinamismo de un evento natural, en tanto problema visual, a través de la abstracción. De este modo, las distintas obras se caracterizan por mantener una estructura de líneas diagonales al tiempo que en ellas se experimenta con toda clase de variaciones de color, forma, textura y materiales. Tal como en esta obra destaca el uso del empaste, el artista se valió de otras de técnicas tan variadas como el collage.
En una de sus últimas entrevistas, concedida a su compañera de generación, la escritora Elena Poniatowska, Rojo narró así la experiencia que dio origen a esta investigación donde el tiempo jugó un papel importante: “La serie de La lluvia tiene su origen en un viaje a Tonantzintla. Acompañé a Miguel Prieto al Observatorio a pintar un mural. Desde la colina se veía el enorme valle de Cholula y vi dos lluvias; una a la izquierda del valle y otra a la derecha. En mi vida había visto dos lluvias al mismo tiempo. Avanzaban y retrocedían; me dejaron alucinado. Traté muchos años de pintar la lluvia sobre México y sólo pude empezar a hacerlo 30 años más tarde, gracias a una invitación del Museo de Arte Moderno de París. Pasé 10 años en el tema de México y la lluvia”.[1]
El trabajo pictórico del artista se caracterizó por largos procesos de investigación visual a través de series. En ellas, puso en relación problemas de su propia práctica pictórica con los ámbitos del diseño gráfico y la escultura, en los cuales se desarrolló de manera paralela. En dichos procesos, incorporó las figuras geométricas (Señales) y las variaciones en las tramas visuales (Negaciones), pero también cuestiones de la memoria personal (Recuerdos y México bajo la lluvia) e interrogantes sobre problemas artísticos como la serialidad misma en un tiempo de producción industrial.[2] Como ha señalado el historiador Daniel Garza Usabiaga, para Rojo las series permitieron investigar la diferencia en la repetición.
Si bien esta exploración se desarrolló a lo largo de toda la década, su primera presentación ocurrió en 1981 en el Museo de Arte Moderno de México, en la muestra 4 series: Señales / Negaciones / Recuerdos / México bajo la lluvia, durante la gestión de Fernando Gamboa.
CGV- agosto, 2022
Referencias
Garza Usabiaga, Daniel, La máquina visual. Una revisión de las exposiciones del Museo de Arte Moderno 1964-1988, INBA/MAM, México, 2011.
Cuauhtémoc Medina y Amanda de la Garza, Vicente Rojo. Escrito / pintado, MUAC/UNAM, México, 2015.
Poniatowska, Elena, “Vicente Rojo: una vida dedicada a la pintura y amor”, en la Jornada, México, 12 de julio de 2020.
https://www.jornada.com.mx/ultimas/cultura/2020/07/12/vicente-rojo-una-vida-dedicada-a-la-pintura-y-amor-elena-poniatowska-4965.html
https://museoblaisten.com/Artista/403/Vicente-Rojo
[2] Daniel Garza Usabiaga, “T Negaciones: pintura, diseño gráfico y cultura visual corporativa de la posguerra”, p. 161, en: Cuauhtémoc Medina y Amanda de la Garza, Vicente Rojo. Escrito / pintado, MUAC/UNAM, México, 2015.
Esta obra forma parte de una larga serie pictórica que tiene sus orígenes en el paisaje poblano y su persistencia en la memoria del artista. Realizada entre 1980 y 1989, la serie del mismo nombre permitió a Vicente Rojo explorar el dinamismo de un evento natural, en tanto problema visual, a través de la abstracción. De este modo, las distintas obras se caracterizan por mantener una estructura de líneas diagonales al tiempo que en ellas se experimenta con toda clase de variaciones de color, forma, textura y materiales. Tal como en esta obra destaca el uso del empaste, el artista se valió de otras de técnicas tan variadas como el collage.