La actual crisis ambiental ha develado el frágil equilibrio que sustentaba la percepción de una naturaleza imperturbable, haciendo que su representación adquiera una nueva y determinante relevancia. Desde sus manifestaciones artísticas más tempranas, las alusiones realistas o fantásticas a la naturaleza cohesionan saberes, costumbres y creencias; actualmente se suman las preocupaciones en torno a las consecuencias que conllevan los modelos de extracción de materias primas, el consumo y la presión que ejerce la especie humana sobre todos los ecosistemas.
La observación de la naturaleza revela patrones que se prestan para establecer conexiones inusuales entre disciplinas culturales y científicas, generando sistemas transversales de pensamiento que podrían ofrecer soluciones a la crisis actual. Sumando estos sistemas a los modelos iconográficos analizados desde la antropología y los estudios culturales, es posible conjugar un repertorio de signos y símbolos, ancestrales y contemporáneos, capaz de contener y moldear saberes en flujo.