En la cosmovisión mesoamericana el jaguar se asocia con el nivel inferior de la estructura vertical del universo, el cual se piensa como un océano primigenio; además de acuático, es nocturno y oscuro, es un espacio subterráneo de caos, origen y fertilidad, por donde transita diariamente el sol durante la noche; también es el lugar de los muertos y los ancestros.
En el campo del arte el jaguar se usó como una metáfora de tales cualidades. Como parte de la compleja concepción de las mismas se halla un profundo conocimiento de la naturaleza y en este sentido resalta que el jaguar es un hábil nadador y cazador nocturno, si bien, la elaboración ideológica le confirió atributos sobrenaturales; en consonancia con ello, fue mitificado, sacralizado y deificado. A través de él los gobernantes legitimaban su autoridad, adquirían fuerza y poder; con base en la reiterada ostentación plástica de sus rasgos físicos los olmecas se reconocen como el pueblo del jaguar; también fue el nombre de algunos mandatarios y es posible que haya sido la denominación original zapoteca del cerro de Monte Albán.
En el que vemos, con las grandes fauces abiertas y la lengua de fuera, destaca su ferocidad. Del lomo se proyecta, sin marcar distinción del cuerpo, una vasija cilíndrica alta con el borde decorado; en el interior tampoco existe separación con la forma del animal, debido a que la pieza se construyó mayormente como un volumen hueco; sólo la parte superior de las patas es sólida. En esta vasija efigie no se advierten huellas de uso, de modo que su función práctica es una incógnita; en atención a la vinculación simbólica del jaguar con el agua cabe mencionar que si se le vertiera algún líquido podría ingresar por el hocico y la boca del recipiente cilíndrico, y emergería por el orificio circular anal situado debajo de la cola.
No hay indicios de decoración pictórica; la superficie monocroma en el color de la pasta con un engobe afín y ciertos elementos relevados, como los ojos, parecen sugerir que falta un acabado cromático, el cual posiblemente ayudaría en la identificación de la cultura creadora, con alta probabilidad del periodo Clásico o Posclásico; no obstante, el carácter en buena medida panmesoamericano del jaguar apunta que su autoría pudo corresponder a numerosos desarrollos.
En la cosmovisión mesoamericana el jaguar se asocia con el nivel inferior de la estructura vertical del universo, el cual se piensa como un océano primigenio; además de acuático, es nocturno y oscuro, es un espacio subterráneo de caos, origen y fertilidad, por donde transita diariamente el sol durante la noche; también es el lugar de los muertos y los ancestros.