El jaguar era uno de los animales más adorados en toda Mesoamérica. Su representación sea en forma puramente de animal sea en forma humanizada se encuentra desde la época antigua como la olmeca. Es el felino más grande de América por lo que los antiguos mesoamericanos lo consideraban como el señor de los animales. Es fuerte, solitario y excelente cazador. Su habilidad de cazar en la tierra, en el agua y además sobre las copas de los árboles es la única de todos los animales. No tiene ningún enemigo dentro del mundo natural salvo los humanos. Tiene buena visión en la oscuridad y buen olfato que huele a sus presas a distancias grandes.
Por estas características, el jaguar se consideraba como la insignia de los personajes de alto rango como los gobernantes. Asimismo, es el símbolo de la guerra y el sacrificio humano. Por otra parte, por sus hábitos nocturnos, se asocia con la oscuridad, por ende, el inframundo, así como el interior de los montes y las cuevas.
Los antiguos zapotecos no son la excepción, también veneraban al jaguar. En Monte Albán y sus alrededores se han encontrado abundantemente las imágenes de este felino desde época muy temprana. Los jaguares aparecen en varias formas, tales como zoomorfa, antropomorfa y en tocados, y también una de las cerámicas típicas oaxaqueñas es la del vaso en forma de pata de jaguar. Varios gobernantes aparecen vestidos de jaguar o tienen atributos de este animal. Enterraban los esqueletos de jaguar sacrificados como ofrenda. Asimismo, en ocasiones, la imagen de jaguar se fusiona con el dios de la lluvia Cocijo, una de las deidades más importantes en el panteón zapoteco.
Esta pieza tiene la forma más o menos naturalista del jaguar. No tiene ningún rasgo humano. Está sentado y lleva un cordón en el cuello. Su espalda se convierte en la boca del recipiente y de ahí sale la asa vertedera vertical. La vasija-jaguar tiene la boca abierta mostrando los colmillos y la postura medio sedente da la impresión de que está preparando para saltar o en un acto de amenaza. Se observan aplicaciones de pigmento rojo en la cabeza, el rostro, las orejas, alrededor del cuello, sobre las patas, las manchas de la piel y el borde de la boca del recipiente. Aunque esta pieza no tiene el contexto arqueológico, podemos suponer que fue depositada en una tumba dado que entre los zapotecos el color rojo se asocia con los ancestros.
El jaguar era uno de los animales más adorados en toda Mesoamérica. Su representación sea en forma puramente de animal sea en forma humanizada se encuentra desde la época antigua como la olmeca. Es el felino más grande de América por lo que los antiguos mesoamericanos lo consideraban como el señor de los animales. Es fuerte, solitario y excelente cazador. Su habilidad de cazar en la tierra, en el agua y además sobre las copas de los árboles es la única de todos los animales. No tiene ningún enemigo dentro del mundo natural salvo los humanos. Tiene buena visión en la oscuridad y buen olfato que huele a sus presas a distancias grandes.