Pertenece al periodo Clásico tardío (600-850 d.C.); cronológicamente estos portaincensarios se dejaron de fabricar en torno al año 850, coincidiendo con el momento del abandono de la ciudad de Palenque, por eso el rango temporal para fechar esta pieza oscila entre el 550 y el 850.
Es un fragmento de un portaincensario del tipo de los recuperados en el grupo de Las Cruces de la ciudad de Palenque. El cuerpo es tubular con dos secciones planas adosadas a éste. Era habitual en este tipo de porta incensarios que en el lado anterior del cilindro se modelasen rostros superpuestos, y que representasen principalmente a las tres divinidades protectoras de Palenque; el dios Sol (GI), el dios K’awiil (GII) y el dios GIII del que todavía no se conoce su nombre pero se sabe que está en relación con los espacios acuáticos, la lluvia y que participó en la fundación del Mundo. Este porta incensario deja ver el rostro antropomorfo de un personaje con la cabeza superpuesta de una divinidad que al estar fracturada no se puede identificar. Autores como Guillermo Bernal y Marta Cuevas, han propuesto que los rostros humanos que presentan un grupo de incensarios representarían a antepasados de la dinastía gobernante, pudiendo ser este el caso del personaje representado en este porta incensario.
Sobre la cabeza del personaje y sujeto por un armazón decorado con cuentas tubulares de jade, se diseñó el rostro de un dios, siguiendo el formato de los tocados reales mayas. Estas decoraciones, ahora perdidas, se realizaron con una técnica conocida como pastillaje, que consistía en agregar a una forma básica, detalles y motivos que se trabajaban con pequeños palillos o espátulas de hueso con los que se creaban ojos, peinados, orejeras, adornos, etc.
El porta incensario presenta en la parte posterior una pequeña perforación circular realizada para permitir que el aire circulase y que la pieza, al ser tan gruesa, no se fracturase con las altas temperaturas alcanzadas durante la cocción.
Estos porta incensarios sirvieron para sostener braseros donde se quemaba incienso durante las ceremonias relevantes. Tras cumplir con su función en “vida”, pues para los mayas determinados objetos poseían vida, recibían un trato especial y se enterraban como ofrendas en los basamentos de los templos.
Pertenece al periodo Clásico tardío (600-850 d.C.); cronológicamente estos portaincensarios se dejaron de fabricar en torno al año 850, coincidiendo con el momento del abandono de la ciudad de Palenque, por eso el rango temporal para fechar esta pieza oscila entre el 550 y el 850.