Isla de Salò comienza con la escena de un crimen: el asesinato de Pier Paolo Pasolini. El escenario es el territorio de la economía neoliberal globalizada: Fashion Island en Newport Beach, uno de los primeros centros comerciales al aire libre, abierto en 1967. A través del lente sonámbulo de Okón podemos ver Fashion Island como un cementerio simbólico, en el que el asesinato de Pasolini evoca el fin de una época: la cultura de la década de 1960 en Newport Beach con sus negocios independientes, su sexualidad adolescente y su arquitectura de escala humana. Da inicio el espectro de los perros humanos de Salò. Ya no se trata de los jóvenes perros en el infierno de Pasolini, sino de unos que regresan a nosotros como perros del infierno, viejos y decrépitos. Como una alegoría de lo que estuvo ahí alguna vez, en ese lugar, y de lo que aún podría pasar, la Isla de Salò es una meditación poética, pero también una advertencia solemne.
Isla de Salò comienza con la escena de un crimen: el asesinato de Pier Paolo Pasolini. El escenario es el territorio de la economía neoliberal globalizada: Fashion Island en Newport Beach, uno de los primeros centros comerciales al aire libre, abierto en 1967. A través del lente sonámbulo de Okón podemos ver Fashion Island como un cementerio simbólico, en el que el asesinato de Pasolini evoca el fin de una época: la cultura de la década de 1960 en Newport Beach con sus negocios independientes, su sexualidad adolescente y su arquitectura de escala humana. Da inicio el espectro de los perros humanos de Salò. Ya no se trata de los jóvenes perros en el infierno de Pasolini, sino de unos que regresan a nosotros como perros del infierno, viejos y decrépitos. Como una alegoría de lo que estuvo ahí alguna vez, en ese lugar, y de lo que aún podría pasar, la Isla de Salò es una meditación poética, pero también una advertencia solemne.