Concha muy profunda terminada en punta redondeada. De considerable capacidad y forma abarquillada a modo de cucharón, está compuesta por veintidós gajos que nacen de una pared vertical, cuyo extremo superior se enrolla en espiral formando un canuto que sirve de asa.
El tipo, según Esteras, debió de estandarizarse en el siglo XIX, de ahí su coincidencia formal con el ejemplar existente en el Museo Franz Mayer, obra del platero Mariano de la Torre marcada por el ensayador Joaquín Dávila entre 1819 y 1823 (1), o con la concha bautismal de la iglesia de Uztárroz (Navarra), ensayada por su sucesor Cayetano Buitrón entre 1823 y 1843 (2). Su técnica y manufactura, lisa y sin decoración, aconsejan clasificarla como obra ejecutada quizás en fecha más avanzada.
1. Cfr. C. Esteras, La platería del Museo Franz Mayer…, op. cit., pp. 304-305, nº 130.
2. M. C. Heredia Moreno et al., ob. cit., p. 131, nº 81.
Concha muy profunda terminada en punta redondeada. De considerable capacidad y forma abarquillada a modo de cucharón, está compuesta por veintidós gajos que nacen de una pared vertical, cuyo extremo superior se enrolla en espiral formando un canuto que sirve de asa.