Uno de los principales motivos de creación artística durante el Virreinato fue la devoción. El clero fue, sin duda, uno de los principales patrocinadores, promoviendo obras ligadas a su labor educativa y de propagación de la fe. Los fieles también contribuían por medio de donaciones para la construcción de templos, o bien para la compra de imágenes, retablos e inclusive el ajuar y la cera usada en las ceremonias.
Los feligreses también solían adquirir obras para su uso privado; estas imágenes podían variar en tamaño, calidad y cantidad. Las razones para la elección de uno u otro tema son diversas: el nombre de la persona, devociones domésticas, identidades colectivas, pertenencia a alguna cofradía, o bien, por la popularidad que alcanzaba una imagen o culto en un momento determinado.
Los candeleros, cálices, lámparas, y demás objetos para las ceremonias, participaban del fervor religioso tanto como las imágenes para su veneración. En ocasiones, las corporaciones o templos retrataban a sus patrocinadores para dejar un recuerdo palpable de su devoción y paso por la institución, por lo que algunos retratos también se vinculan a la religiosidad.
En esta sala podemos ver diversas obras ligadas al culto en distintas técnicas, materiales y formatos. Así como múltiples eran los motivos de expresión religiosa, también lo eran las formas en que los artífices los materializaban.