En este proyecto, José León Cerrillo materializa una serie de exploraciones sobre las formas geométricas, los lenguajes visuales y los códigos de color, así como sobre el espacio expositivo. Resultado de una indagación crítica de las tradiciones del minimalismo y la abstracción, en sus obras insiste en diferentes modos de retar la percepción del espectador.
Esta compleja instalación despliega diversos elementos: serigrafías con círculos amarillos, estructuras metálicas que dan la ilusión de tener volumen, pinturas realizadas con distintas técnicas, así como una intervención de color azul en el suelo, delimitada por líneas blancas que contrastan con la forma de las salas. El conjunto produce una sensación de extravío, pues no se sabe si es posible transitar el espacio, las estructuras ni las posibles rutas. Sin embargo, es a partir del desplazamiento, pues no existe un punto de vista que permita una mirada de conjunto, que puede producirse una experiencia de la obra.
En Gnomon/Cómo leer un mapa, el artista propone simultáneamente un juego a partir del tiempo y del espacio: mientras el gnomon es la parte de un reloj solar que proyecta la sombra y a su vez da la hora, la intervención sobre el suelo configura una suerte de mapa o campo de juego. En su trabajo, como él mismo ha explicado, existe un constante interés por las proyecciones y las sombras: formalmente hablando, a través de la serigrafía, las proyecciones en cortinas y cianotipos; y, conceptualmente, mediante el lenguaje y la interpretación. En esta instalación, cuya base corresponde a una cancha de tenis escala 1:1 insertada en el museo, hay varios ejemplos de ello: las pinturas, que al ser cianotipos usaron al sol como generador de sombras/proyecciones; y las serigrafías sobre vidrio instaladas en la pared, que podrían ser un sol recorriendo el cielo durante un día o una pelota de tenis botando en la cancha dislocada. Por otra parte, hay una serie de pinturas a muro que configuran una suerte de ‘mapa’ de la obra, y que presentan sombras que dan cuenta de distintas horas del día.
Para Cerrillo, “gran parte del trabajo reside en la idea de interpretación misma. Toda la instalación, el título incluido, funciona como una puesta en escena para los varios elementos que transmutan de una forma a otra: las estructuras de metal recargadas en la pared continúan como dibujos o trazos en las rayas de la cancha de tenis, que a su vez pueden ser marcadores o indicadores para las estructuras mismas. Igualmente, están el sol o la pelota de tenis, que atraviesa la cancha o la pared y se vuelve eje central de las pinturas y cianotipos, presentadas como mapa visual”.
Para el curador Gonzalo Ortega, quien acompañó la realización de esta obra para la muestra colectiva Registro 04 (MARCO, Monterrey 2015), el juego tiene un rol fundamental en la obra del artista: “Con esta cita casi humorística a un campo de juego, el artista desmantela la noción de abstracción y purismo de las formas, y aterriza todo contundentemente en un escenario de realidad”.[1]
Referencias
Gonzalo Ortega (editor), Registro 04, Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, México, 2015.
http://proyectos.marco.org.mx/index.pl?i=1089
https://www.youtube.com/watch?v=MZX53V56QbY
[1] Gonzalo Ortega, Registro 04, catálogo de exposición, Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, México, 2015, p. 10 .