El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Cajete con soporte anular | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Cajete con soporte anular | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Cajete con soporte anular | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Cajete con soporte anular | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Cajete con soporte anular | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Cajete con soporte anular | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Cajete con soporte anular | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Cajete con soporte anular | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla

Cajete con soporte anular

Región Valle de México
Período Clásico temprano
Período 9 Clásico temprano
Año 200-600 d.C.
Técnica

Barro modelado y alisado.

Medidas 3.4   cm
Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 259
Investigador

Las ciudades prehispánicas a lo largo de su historia crearon formas propias que las identificaba y las distinguía de otras urbes. Estos materiales nos ayudan en el presente a distinguir el ámbito de influencia de una población, las relaciones que tenía con otras ciudades e incluso el prestigio que llegó a tener el grupo. En muchas ocasiones estos objetos eran tan codiciados que se llegaban a imitar, tanto por otras sociedades, como por grupos dentro de la misma cultura e, incluso, por sus mismos descendientes, quienes al darle al objeto un carácter identitario buscaba emular sus formas y sus materiales, aunque muchas veces habían existido cambios tan drásticos en la sociedad que esto no era posible.

Este es el caso de las piezas 259 y 260. La primera de ellas es un cajete con base convexa con cuerpo de paredes curvo-divergentes que forman una boca circular con un borde redondeado y ligeramente engrosado. En la parte interna la pieza sigue la forma externa, encontrándose una pared curva que da origen a un fondo cóncavo. Hasta aquí, este cajete podría ser uno más de los que se encuentran a lo largo de Mesoamérica, pero su particularidad consiste en que tiene un soporte anular.

Por su parte, la pieza 260 es igualmente un cajete con fondo convexo, paredes curvo -convergentes que forman una boca circular con un borde redondeado y engrosado que hace parecer que la pieza tuviera un pequeño reborde superior. En la parte interna la pieza emula el exterior encontrándose unas paredes curvas que dan forma a un fondo cóncavo. Como característica de esta pieza, al igual que en la anterior, se encuentra un soporte anular.

Las dos piezas fueron realizadas por medio del modelado en barro. Una vez creadas las vasijas, fueron alisadas y se les colocó una capa de engobe anaranjado, el cual, con el paso del tiempo se ha ido descarapelando, dejando entrever una pasta rosada y grisácea, con un grano grueso. 

Basándonos en la forma de estas dos piezas, podríamos pensar que se trata de un tipo cerámico que fue muy frecuente en Teotihuacán en la fase Tlamimilolpan (250-350 d.C.), particularmente dentro del tipo Anaranjado Delgado. Sin embargo, estas piezas en particular no pertenecen a ese tipo cerámico, pues el barro no es de un grano tan fino y el engobe anaranjado trata de imitar la textura de esta vajilla. Por lo tanto, estos cajetes pertenecen al momento en el cual Teotihuacan estaba perdiendo su poderío, lo cual hacía que se crearan objetos más sencillos y burdos; es decir, los dos cajetes podrían fecharse para etapas más tardías del Clásico, en concreto la fase Metepec (650-750 d.C.).

Es probable que estas piezas se encontraran en distintas regiones del Altiplano Central, desde Morelos hasta el valle de Puebla-Tlaxcala, incluyendo por supuesto a Teotihuacán durante el periodo Clásico. Además, por sus dimensiones vale la pena mencionar que pudieran tratarse de piezas miniatura, que generalmente podían usarse como juguetes o bien como recipientes de sustancias varias.

Las ciudades prehispánicas a lo largo de su historia crearon formas propias que las identificaba y las distinguía de otras urbes. Estos materiales nos ayudan en el presente a distinguir el ámbito de influencia de una población, las relaciones que tenía con otras ciudades e incluso el prestigio que llegó a tener el grupo. En muchas ocasiones estos objetos eran tan codiciados que se llegaban a imitar, tanto por otras sociedades, como por grupos dentro de la misma cultura e, incluso, por sus mismos descendientes, quienes al darle al objeto un carácter identitario buscaba emular sus formas y sus materiales, aunque muchas veces habían existido cambios tan drásticos en la sociedad que esto no era posible.

Obras de la sala

El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico