Al Señor de los Rayos
Al interior de un recinto domina el espacio central la figura del Señor de los Rayos posado en nubes, que recibe una iluminación cenital. Abajo, a la derecha, sobre un piso de mosaicos, un hombre con sombrero y una mujer con rebozo hincados en posición orante.
A la izquierda, un sarape rojo con almohada rosa. El texto de la cartela se prolonga hasta la pared derecha.
Óleo sobre lámina.
Obra mexicana de manufactura popular.
Fechada en 1904.
Transcripción:
“El dia 10 de Junio de 1904, aconteció al Sr. D. Hilario Valenzuela originario de María de la Torre y vecino de Totatiche, el habersele enfermado de parto su esposa la Sra. Da María del Refugio Valdéz; en donde se vió tan expuesta en el peligro de morir, que la criatura nació muerta; pues cosa de 14 horas estuvo contenida, donde se contaba ya por muertas la partulienta y la criatura. Viendo el Sr. Valenzuela el gran peligro que estaba corriendo su esposa, con todas las veras de su corazón aclama en aquel acto al Sr. de los Rayos, pidiéndole que si era su santísima voluntad le concediera la vida siquiera a su esposa, pues que ya la criatura había perecido. A cuya aclamacion el Sr. le oyo su suplica y acabo de nacer el infante quedando la Sra. ya por tan gran milagro fuera de peligro siguiendo en progreso su salud, hasta quedar enteramente sana. El Sr. [Valen]suela y su esposa, llenos de agradecimiento le presentan este retablo al Sr. en donde se ven postrados a sus plantas dándole infinitas gracias por tan singular favor”.
Actualización de las grafías:
El día 10 de junio de 1904, aconteció al señor Don Hilario Valenzuela originario de María de la Torre y vecino de Totatiche, el habérsele enfermado de parto su esposa la señora Doña María del Refugio Valdéz; en donde se vio tan expuesta en el peligro de morir, que la criatura nació muerta; pues cosa de 14 horas estuvo contenida, donde se contaba ya por muertas la parturienta y la criatura. Viendo el señor Valenzuela el gran peligro que estaba corriendo su esposa, con todas las veras de su corazón aclama en aquel acto al Señor de los Rayos, pidiéndole que si era su santísima voluntad le concediera la vida siquiera a su esposa, pues que ya la criatura había perecido. A cuya aclamación el Señor le oyó su súplica y acabó de nacer el infante quedando la señora ya por tan gran milagro fuera de peligro siguiendo en progreso su salud, hasta quedar enteramente sana. El señor [Valen]zuela y su esposa, llenos de agradecimiento le presentan este retablo al Señor en donde se ven postrados a sus plantas dándole infinitas gracias por tan singular favor.