Esta rinconera es producto del siglo XX y pertenece a la amplia producción de muebles neocoloniales que copiaron, en la primera mitad de esa centuria, variedad de motivos de las decoraciones virreinales, ya de arquitectura, ya de tallas. Se trata de una mesa para colocarse en esquina, de allí la forma angular que adopta en la parte trasera. Presenta patas de garra con bola. Hay mascarones y en los faldones se colocaron figuras de antropofitos (hombres-vegetal) que vomitan hojarasca. Las curvas de las patas son exageradas y un tanto desproporcionadas, pues no imprimen el aire de elegancia requerida en los muebles finos de factura virreinal. En cuanto a las maderas, predomina el cedro y hay pino. La madera se dejó al natural. En el centro de los faldones y rodillas del mueble se dispusieron como remates borlas colgantes que recuerdan las hechas en finos hilos de seda o hilos metálicos, tan del gusto virreinal.
Esta rinconera es producto del siglo XX y pertenece a la amplia producción de muebles neocoloniales que copiaron, en la primera mitad de esa centuria, variedad de motivos de las decoraciones virreinales, ya de arquitectura, ya de tallas. Se trata de una mesa para colocarse en esquina, de allí la forma angular que adopta en la parte trasera. Presenta patas de garra con bola. Hay mascarones y en los faldones se colocaron figuras de antropofitos (hombres-vegetal) que vomitan hojarasca. Las curvas de las patas son exageradas y un tanto desproporcionadas, pues no imprimen el aire de elegancia requerida en los muebles finos de factura virreinal. En cuanto a las maderas, predomina el cedro y hay pino. La madera se dejó al natural. En el centro de los faldones y rodillas del mueble se dispusieron como remates borlas colgantes que recuerdan las hechas en finos hilos de seda o hilos metálicos, tan del gusto virreinal.