Esta mesa de cubierta redonda es un ejemplo muy problemático; pues, erróneamente, se ha pensado que se trata de un mueble del siglo XVIII novohispano. La cubierta y los travesaños que la fijan a la base son totalmente modernos. La parte baja, que incluye decoración exuberante a partir de los lineamientos del horror vacui (horror al vacío), muestra una profusa y carnosa talla con dos tipos de antropofitos (hombres vegetales) que vomitan hojarasca; los más grandes derivados de los grutescos librescos de los siglos XVI y XVII (aunque son sólo remedos).
Hay también decoración de otros motivos vegetales y tiene patas de garra con bolas. Al centro de la parte baja se localiza un elemento que conjunta los travesaños, con un remate en forma de piña y un pinjante que nada tienen que ver con los repertorios ornamentales virreinales, más bien, se trata de soluciones formales presentes en la ebanistería victoriana. La mesa es producto del neocolonial; es pues, una reinterpretación muy del gusto de la primera mitad del siglo XX, guiada por los afanes hispanistas frente al nacionalismo mexicano.
Esta mesa de cubierta redonda es un ejemplo muy problemático; pues, erróneamente, se ha pensado que se trata de un mueble del siglo XVIII novohispano. La cubierta y los travesaños que la fijan a la base son totalmente modernos. La parte baja, que incluye decoración exuberante a partir de los lineamientos del horror vacui (horror al vacío), muestra una profusa y carnosa talla con dos tipos de antropofitos (hombres vegetales) que vomitan hojarasca; los más grandes derivados de los grutescos librescos de los siglos XVI y XVII (aunque son sólo remedos).