La cerámica del Preclásico medio se caracteriza por una variedad enorme. Esa variedad afecta tanto a las pequeñas figuras macizas de barro, sobre todo antropomorfas, como a las vasijas y esculturas cerámicas huecas. Con frecuencia se apunta a Las Bocas, en las proximidades de Izúcar de Matamoros, Puebla, como zona de origen de un grupo de piezas de cerámica de tipo naturalista, con gruesos engobes, particularmente negros, bien bruñidos y con un acabado algo brillante. Tal es el caso de estas dos esculturas huecas, recipientes para líquido según parece. Sin embargo, es preciso señalar que el conocimiento arqueológico del sitio de Las Bocas es precario, de manera que las atribuciones se sustentan más en cierta tradición oral de gente que ha encontrado piezas que en el estudio de objetos extraídos en excavaciones. También es preciso señalar que muchas piezas procedentes del Valle de México, y en particular de Tlatilco, guardan semejanzas interesantes con este par de representaciones.
Son comunes en el repertorio de Tlatilco las representaciones de aves y otros animales, principalmente de patos. Tanto el pato como la garza son especies típicas del valle de México en la época en que existía un enorme lago. Con ello queremos decir que hay mejores motivos para señalar como lugar de origen de estas piezas el Valle de México y Tlatilco en particular, que un casi inexplorado Las Bocas.
El uso del engobe negro, el bruñido, el esgrafiado post-cocción que rasguña el engobe (apreciable en la retícula de la base de la figura del pato) y la ubicación de un orificio directamente al ras, en la parte superior de la figura, sin cuello alguno, son todos ellos rasgos que encontramos en cerámica de Tlatilco.
Una característica interesante del arte cerámico del Preclásico medio o etapa olmeca en general es la voluntad de representar formas naturales, tanto de personas como de animales. En esa etapa coexistieron en diferentes regiones algunas representaciones de seres fantásticos, vasijas decoradas con símbolos muy abstractos y recreaciones bastante naturalistas de personas y objetos. Algunas de estas figuras parecen haber sido vasos de ofrenda, que al mismo tiempo evocaban el ambiente de la vida fuera de la tumba y servían para conservar agua u otro líquido. Tal parece haber sido la función de estas dos piezas.
La cerámica del Preclásico medio se caracteriza por una variedad enorme. Esa variedad afecta tanto a las pequeñas figuras macizas de barro, sobre todo antropomorfas, como a las vasijas y esculturas cerámicas huecas. Con frecuencia se apunta a Las Bocas, en las proximidades de Izúcar de Matamoros, Puebla, como zona de origen de un grupo de piezas de cerámica de tipo naturalista, con gruesos engobes, particularmente negros, bien bruñidos y con un acabado algo brillante. Tal es el caso de estas dos esculturas huecas, recipientes para líquido según parece. Sin embargo, es preciso señalar que el conocimiento arqueológico del sitio de Las Bocas es precario, de manera que las atribuciones se sustentan más en cierta tradición oral de gente que ha encontrado piezas que en el estudio de objetos extraídos en excavaciones. También es preciso señalar que muchas piezas procedentes del Valle de México, y en particular de Tlatilco, guardan semejanzas interesantes con este par de representaciones.