… los granos de xambe [maíz verde] caían en el agua y los pececitos corrían a tragarlos. En el mismo momento llega una tortuga y un grano dexambe cae en su caparacho. La tortuga volvió a su gruta con el grano sobre su espalda. Del grano de xambe brotó un niñito que crecía sobre la espalda de la tortuga. La tortuga lo paseaba como hace una pilmama. El niño se entretenía en rascarle la espalda, tanto y tanto, que la tortuga acabó por enojarse.
-No me rasques, niñito, si no te voy a dejar donde estabas.
-¡Si ya no quieres cargarme, tanto peor! Pero si te rasco es porque estoy tejiendo tu vestido, un bonito quechquémitl.
Y vuelve a rascarla. Con el tiempo la tortuga siente que el niño le estorba mucho y le dice:
-Ya pesas mucho. Ya estás grande. Ve a buscar a tu mamá.
Y lo dejó en la orilla del río.
(Mito totonaco de la Sierra Norte de Puebla, Alain Ichon, 1973)
La Huasteca se localiza en la costa del Golfo de México. En el momento de la Conquista sus límites tocaban al norte el río Tamesí y al sur la cuenca del río Tuxpan. El litoral marino marcaba sus confines hacia el oriente y las grandes montañas de la Sierra Madre al poniente. Gran parte del territorio se encuentra formado por la cuenca hidrológica del río Pánuco. Además de hablantes del huasteco (teenek), los hubo de otras lenguas como fueron el náhuatl, el otomí y el tepehua. En la época prehispánica se encontraba ocupado por un mosaico muy variado de sociedades con independencia de la lengua que hablaran. A pesar de que serían más los hablantes del huasteco, esta relativa uniformidad lingüística del territorio no impidió que se fragmentaran en lo político. Con todo, a pesar de sus obvias diferencias, existía un sustrato cultural común que es precisamente el que ahora nos permite referirnos a ella en términos de una subárea cultural de Mesoamérica.
La Huasteca cobró fama en tiempos prehispánicos por la calidad excepcional de los trabajos de joyería fina que elaboraban sus reconocidos artesanos. Tal industria exigía bucear la materia prima indispensable para su fabricación, recolectar en el fondo marino las conchas de mayor tamaño que se conocen en México y Centroamérica. Los caparazones de Strombus eran cuidadosamente seccionados con el propósito de adaptar sus partes a la forma de los diferentes objetos que se elaboraban. El proceso requería especial cuidado para evitar que se quebrara tan valioso material. De hecho, es probable que una industria como la que existió de antiguo en la Huasteca necesitara complementar el abasto local con caparazones y conchas traídos desde puntos distantes de la costa por vía del comercio.
El anillo o la cuenta que es aquí de nuestro interés fue fabricada con la parte central de un enorme caracol marino, fue labrada y pulida a modo de obtener un objeto circular que también pudo haberse usado para sujetar mechones de pelo como parte del arreglo del cabello. Lo que indudablemente llama la atención sobre esta singular pieza es que se le incorpore como elemento decorativo la cara de una tortuga, se observan los ojos circulares rellenos de un betún negro y el característico pico con el que solía representarse en la antigüedad la boca de este animal acuático, tanto habitante del mar como de los ríos, fuertemente cargado de toda clase de nociones mitológicas.