El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Portaestandarte | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Portaestandarte

Cultura Huasteca
Región Huasteca, norte de Veracruz
Período Posclásico
Año 900-1521 d.C.
Período 9 Posclásico
Año 900-1521 d.C.
Técnica

Piedra tallada y pulida

Medidas 65.5   x 27  x 18  cm
Ubicación Sala 3. Cuerpos, rostros, personas
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 1462
Investigador

Los huastecos hicieron poca arquitectura en mampostería, e incluso sus estructuras ceremoniales solían ser de tierra apisonada y sólo recubierta con estuco. Debido a ello, la escultura en piedra es la manifestación más importante de aquella cultura que ha sobrevivido hasta hoy.

La escultura huasteca guarda una semejanza interesante con la escultura de la tradición tolteca-mexica. En ambos casos se trata de obras que oscilan entre el naturalismo y la rigidez esquemática. Los artistas huastecos lograron una expresividad muy notable en los rostros y también en la postura de hombros y brazos, pero al mismo tiempo abordaban las extremidades inferiores con cierto esquematismo.

En esta pieza, en conjunto con  la pieza marcada con el número de registro 1461, la yuxtaposición de estrategias de representación opera desde el cuello de la figura: el rostro, con pómulos cuidadosamente trabajados y una boca semi abierta que parece silbar, está dotado de un naturalismo notable. Al mismo tiempo, el cuerpo se resuelve con formas rígidas, casi prismáticas. En la pieza que estudiamos se observa una movilidad mayor en los brazos, debido a su función de porta estandarte. En ambas piezas puede apreciarse un detalle naturalista que llama la atención a la mitad del prisma de las piernas, una ligera sombra para indicar las rodillas.

Estas dos esculturas deben haberse colocado a la entrada de sendos templos o palacios. Esta escultura conserva todavía la espiga con la que se anclaba a la mampostería de la plataforma o escalón. Por los orificios de sus manos deben haberse introducido palos con algún tipo de estandarte o banderín, de manera que la figura fungía como un guardián de piedra que daba la bienvenida al recinto.

Ambas piezas pertenecen a la tradición del llamado adolescente huasteco. Las diferencias internas del corpus de la escultura huasteca están por explorarse todavía. Sin embargo, es posible apuntar que estas dos piezas corresponderían con la etapa más tardía de dicho arte, contemporánea de la expansión mexica. En el Posclásico tardío hay una vertiente de escultura huasteca que expresa las mismas potencialidades y tendencias del arte huasteco del Clásico tardío y hay otra vertiente con una fuerte influencia mexica, como ocurre en Castillo de Teayo. Las dos figuras que ahora comentamos podrían situarse, sin embargo, en medio de las dos tendencias, con una influencia menos determinante del estilo mexica, pero sin carecer de un parecido con obras de Castillo de Teayo.

Los huastecos hicieron poca arquitectura en mampostería, e incluso sus estructuras ceremoniales solían ser de tierra apisonada y sólo recubierta con estuco. Debido a ello, la escultura en piedra es la manifestación más importante de aquella cultura que ha sobrevivido hasta hoy.

Obras de la sala

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