El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Collar | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla

Collar

Cultura Desconocida
Región Desconocida
Período Desconocido
Período 9 Desconocido
Técnica

Piedra pulida por desgaste

Ubicación Sala 7. La muerte
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 1141
Investigador

Una gran cantidad de cuentas cortas de piedra dura blanquecina con inclusiones de color, integran este collar. Exhibe cortes precisos y su elaboración necesariamente implicó un artista especializado, y como bien se sabe, en Mesoamérica el arte lapidario es sobresaliente. Su trabajo requería de gran habilidad y destreza, por lo cual el oficio muchas veces se enseñaba desde la infancia entre padres e hijos.

En el proceso de creación de este collar, la perforación de sus diminutos componentes fue imprescindible para que una cuerda pudiera unirlos. De acuerdo con Lorena Mirambel, para las pequeñas horadaciones en las piedras duras deben haberse usado varillas de madera, hueso, tallos tubulares o sólidos de ciertas plantas como carrizo o bambú, con los que se presionaba, a través de un movimiento giratorio, algún abrasivo arenoso o limoso contra el material a perforar, junto con agua añadida al pequeño barreno que se estuviera haciendo, pues el agua expulsaba el material ya triturado junto con el abrasivo.

El conocimiento de la industria lítica del México antiguo es limitado en razón de la escasez de los talleres o áreas de producción y porque las evidencias de producción, como las piezas en proceso de trabajo y los residuos, por lo general han sido recuperados en basureros y rellenos constructivos. Con el fin de estudiar las técnicas y tecnologías, en tiempos recientes se han puesto en marcha talleres de arqueología experimental en lapidaria. Con base en los objetos y materiales originales, así como en testimonios indirectos, como las fuentes etnohistóricas plásticas y textuales, se recrea la elaboración de las piezas.

Entre los resultados se haya la identificación de distintas tradiciones regionales. Del collar que nos ocupa no es posible identificar su atribución cultural, aunque sí podemos señalar que su materialidad en piedra fina y dura, y la excelente manufactura, indican que fue usado por un individuo de alto rango social; pudo portarlo en vida y asimismo como difunto, puesto que los ornamentos formaban parte habitual de los ajuares funerarios.

Una gran cantidad de cuentas cortas de piedra dura blanquecina con inclusiones de color, integran este collar. Exhibe cortes precisos y su elaboración necesariamente implicó un artista especializado, y como bien se sabe, en Mesoamérica el arte lapidario es sobresaliente. Su trabajo requería de gran habilidad y destreza, por lo cual el oficio muchas veces se enseñaba desde la infancia entre padres e hijos.

Obras de la sala

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