Durante el extenso período del Preclásico, las figurillas fueron elaboradas a lo largo de varios siglos. A pesar de esta larga duración, se observa una consistencia en los estándares de forma. Es común que estas figurillas sean de tamaño pequeño, generalmente no superando los 15 centímetros de altura. Se caracterizan por su solidez y su detallado trabajo de pastillaje. Además, se destaca la representación acentuada de la cabeza, el pecho y las caderas en estas piezas. Estos patrones estilísticos y temáticos unificados a lo largo del tiempo reflejan la continuidad cultural y la persistencia de ciertas convenciones artísticas en el periodo Preclásico.
La pieza representa a una mujer y está elaborada en barro. Su rostro es de forma redonda. Al igual que en otras piezas resguardadas en el museo, los ojos y la boca siguen un procedimiento similar. Se realiza una línea incisa para representar la forma de los ojos y la boca, luego se contornea esta forma con una pequeña tira de barro que se intenta fusionar con la pieza. Por último, se coloca un pequeño punto en el centro. En el caso de los ojos, este procedimiento resulta bastante efectivo, pero en el caso de la boca, puede dar la impresión de que se tiene un ojo en lugar de la boca.
La nariz de la figurilla se crea utilizando una tira de cerámica que se ensancha en la parte inferior, dando forma a la estructura nasal. Además, en la parte superior, se unen dos tiras de cerámica que representan las cejas. Estas tiras se colocan en diagonal, con los extremos de la cabeza siendo su punto más alto. A cada lado de la cabeza se encuentran dos pequeños círculos con una perforación en el centro, simulando orejeras.
La cabeza se conecta al cuerpo a través de un cuello grueso. Los hombros son estrechos y dan lugar a una cintura delgada que se ensancha en una prominente cadera. Para simular los pechos, se agregaron dos pequeños círculos que representan los pezones. Además, en la zona del vientre, se encuentra una pequeña perforación que representa el ombligo.
La figurilla no posee brazos ni piernas, siendo visible solo una parte de la cadera derecha del personaje. La pieza en su totalidad muestra concreciones de cal y presenta un engobe de color crema, junto con restos de pintura anaranjada, lo que sugiere que originalmente estaba completamente pintada.
El aspecto más destacado de la pieza se encuentra en su tocado. La parte superior de la cabeza muestra una excavación donde se eliminó el engobe pulido, dejando el barro alisado. En esta sección se colocaron dos pequeños óvalos con incisiones verticales. El primero, de menor tamaño, se encuentra en la frente, simulando un flequillo, mientras que el segundo está en la coronilla de la cabeza. Esta representación posiblemente refleja un peinado de la época en la que se rapaba toda la cabeza, dejando solo dos mechones de cabello: uno en forma de flequillo y otro en la coronilla. Imaginarnos a esta mujer, acompañada de otras personas con distintos peinados, algunos con cabello largo y otros con elaborados tocados, nos acerca a la vida cotidiana de aquel momento y nos brinda un mayor entendimiento de la vida diaria de las personas durante el periodo Preclásico.
Durante el extenso período del Preclásico, las figurillas fueron elaboradas a lo largo de varios siglos. A pesar de esta larga duración, se observa una consistencia en los estándares de forma. Es común que estas figurillas sean de tamaño pequeño, generalmente no superando los 15 centímetros de altura. Se caracterizan por su solidez y su detallado trabajo de pastillaje. Además, se destaca la representación acentuada de la cabeza, el pecho y las caderas en estas piezas. Estos patrones estilísticos y temáticos unificados a lo largo del tiempo reflejan la continuidad cultural y la persistencia de ciertas convenciones artísticas en el periodo Preclásico.