El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Figurilla de mujer maya | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Figurilla de mujer maya

Cultura Maya
Región Tabasco
Período Clásico tardío
Período 9 Clásico tardío
Año 600-900 d.C.
Técnica

Cerámica moldeada

Medidas 9.4   x 8.3  x 3.6  cm
Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 1632
Investigador

La región de Tabasco ha desempeñado un papel crucial como punto de tránsito desde la época prehispánica, conectando el sureste de México con el centro del país. A lo largo de los períodos Preclásico, Epiclásico y Posclásico, esta región ha experimentado una serie de influencias culturales y un significativo intercambio comercial.

La presencia de la civilización olmeca en Tabasco es un ejemplo destacado, ya que los vestigios arqueológicos revelan su influencia en esta región. Además, los olmecas xicalanca, originarios de esta área, desempeñaron un papel importante durante el periodo Epiclásico, contribuyendo al florecimiento cultural en el centro de México.

Durante el Posclásico temprano, la presencia de los suyuanos permitió establecer una conexión entre el sureste y el centro de México, enriqueciendo aún más la diversidad cultural de Tabasco.

La laguna de Términos, ubicada en esta región, se convirtió en un importante centro de comercio e intercambio durante el periodo Posclásico. Su ubicación estratégica facilitó el contacto entre diferentes sociedades y contribuyó al flujo de bienes y productos en la región.    

La interacción entre las culturas de Tabasco y el área maya, así como su influencia del centro de México, dio lugar a la creación de una cultura material distintiva. Un ejemplo de esto es esta figurilla. Esta pieza, elaborada en arcilla mediante el uso de moldes, representa a una mujer de pie, con los brazos a los lados, los codos doblados y las manos colocadas a la altura de los hombros.

La cabeza de la figura es notablemente grande, con ojos que se rasgan hacia los lados, aportando una expresión única. La nariz es chata y angosta, mientras que la boca está entreabierta, mostrando labios gruesos que revelan los dos dientes incisivos superiores. A ambos lados de la cabeza se encuentran dos orejeras de gran tamaño.

Sin embargo, lo que realmente destaca en esta pieza es el cabello, representado en una forma de U invertida en el centro de la cabeza. Una línea incisa divide el peinado en dos secciones y desde ahí surgen líneas horizontales que se proyectan hacia los lados y en las secciones laterales se marcan claramente líneas incisas verticales.

La cabeza se conecta directamente al tronco sin una distinción clara del cuello. El pecho se representa desnudo, enfatizando la figura humana. Como se mencionó anteriormente, los brazos están doblados por los codos y las manos se sitúan a la altura de los hombros, mostrando las palmas abiertas. Esta posición de las manos es característica y se encuentra en otras tradiciones de la región, como en las "Caritas Sonrientes" del centro de Veracruz.

La figurilla representa claramente a una mujer de alto rango o jerarquía, lo cual se evidencia en los adornos que lleva puestos. Entre estos adornos destaca un collar compuesto por seis grandes cuentas de jade, un material altamente valorado en la época prehispánica. El jade era apreciado por su belleza y su rareza, y su uso en adornos indicaba el estatus y la importancia social de quien los portaba.

Además del collar de jade, la figurilla también lleva una pulsera adornada con tres sartales, cada uno compuesto por tres cuentas. Estos detalles refuerzan la idea de su posición privilegiada, ya que el uso de joyería fina y elaborada era un símbolo de estatus en muchas culturas antiguas.

La pieza presenta daños significativos, como una fractura en el pecho y la falta de la sección inferior que incluiría la falda y los pies. Estos elementos faltantes dificultan nuestra comprensión completa de la representación y su simbolismo.

Es interesante notar que la pieza es hueca, lo que sugiere que fue creada utilizando la técnica del moldeado. La superficie posterior de la pieza se encuentra completamente lisa, lo que podría indicar que esta área no estaba destinada a ser visible o decorada.

Además, se observan concreciones de tierra en todas las paredes de la pieza, lo que sugiere que fue encontrada enterrada durante un largo período de tiempo. Estas concreciones pueden proporcionar pistas importantes sobre el entorno en el que la pieza estuvo expuesta y el proceso de deterioro que experimentó a lo largo del tiempo.

Aunque la pieza presenta daños y falta de algunas partes, su descubrimiento y preservación nos permiten apreciar y estudiar aspectos de la cultura y de los oficios de la época en la que fue creada. A través del análisis de su forma, ornamentación y técnicas de elaboración, podemos obtener información valiosa sobre las creencias, los valores y la estética de la civilización a la que pertenece.

La región de Tabasco ha desempeñado un papel crucial como punto de tránsito desde la época prehispánica, conectando el sureste de México con el centro del país. A lo largo de los períodos Preclásico, Epiclásico y Posclásico, esta región ha experimentado una serie de influencias culturales y un significativo intercambio comercial.

Obras de la sala

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