El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Cabeza de figurilla tipo galleta  | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
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Cabeza de figurilla tipo galleta

Región Valle de México
Período Posclásico tardío
Período 9 Posclásico tardío
Año 1250-1521 d.C.
Técnica

Barro moldeado

Medidas 2.8   x 2.8  x 2  cm
Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 136
Investigador

Las figurillas desempeñaron un papel significativo en la cultura mesoamericana, ofreciendo una ventana fascinante hacia las creencias, prácticas y representaciones artísticas de las antiguas civilizaciones. Estas pequeñas esculturas, elaboradas con diversos materiales como cerámica, piedra o arcilla, retrataban una amplia gama de figuras, tanto humanas, como animales e incluso seres divino, capturando la diversidad de la vida cotidiana, la mitología, la espiritualidad y los rituales de las sociedades mesoamericanas. La minuciosidad en su elaboración y los atributos detallados permiten relacionar estas representaciones con culturas específicas, ya que cada sociedad creó un estilo único en estas piezas.

Esta pieza es la cabeza de una figurilla del tipo conocido como "galleta". Estas se caracterizan por ser extremadamente planas, lo que les otorga su nombre, y presentar volumen únicamente en la cabeza, los pechos y, en ocasiones, en las piernas si la figurilla se representa arrodillada. Otra característica notable de estas piezas es la simplicidad de sus rasgos, ya que la mayoría de las partes están elaboradas de forma sencilla. Estos rasgos se repiten con poca variación de una figurilla a otra, ya que se producían utilizando moldes. El proceso de elaboración consistía en colocar arcilla en un molde con la forma deseada y ejercer presión para que las formas se imprimieran en la arcilla. En ocasiones, la arcilla utilizada presentaba grietas superficiales, y al aplicar presión, algunas de estas grietas se cerraban, mientras que las más profundas quedaban visibles. Esto se puede observar en la parte posterior de la pieza, donde se aprecia una superficie plana y una hendidura que se extiende de arriba hacia abajo, desvaneciéndose gradualmente.

En este caso particular, la pieza consiste únicamente en la cabeza. Los ojos están representados por dos óvalos cóncavos, mientras que la nariz, aunque fracturada, parece haber tenido una forma triangular. La boca está ligeramente entreabierta, mostrando una sutil sonrisa representada por una línea recta en la parte superior y un semicírculo en la parte inferior. A cada lado de la cabeza se encuentran dos grandes circunferencias planas que representan las orejeras. En la parte superior de la cabeza, se pueden observar dos hileras de esferas, la primera con ocho formas y la segunda con once, aunque en la sección central faltan tres de ellas.

La pieza muestra dos fracturas. En la parte superior, se aprecia una donde se presume que anteriormente se encontraban plumas de gran tamaño que se proyectaban verticalmente hacia arriba. Además, falta la sección del cuerpo, evidenciada por una fractura en la parte inferior de la cabeza. Es notable destacar que la figura carece de cuello, fusionando directamente el cuerpo con la cabeza.

Con base en los elementos descritos, resulta complicado determinar la identidad exacta de la pieza. Existen algunas figurillas con rasgos similares que se representan en una postura arrodillada, con una niña sentada en sus piernas, como la pieza 52 22 MA FA 57PJ 1505 de la Colección del Museo Amparo. Sin embargo, también hay casos en los que la pieza se muestra de pie, luciendo un atuendo lujoso.

Esas generalidades en las piezas se deben al hecho de que las figurillas eran recubiertas con estuco y luego se les aplicaba pintura para detallar sus rasgos y conferirles una identidad distintiva. Sin embargo, debido al transcurso del tiempo, estos elementos se han perdido de forma irreversible. Como resultado, la pintura y los detalles específicos que solían estar presentes en las figurillas han desaparecido, lo que dificulta aún más la determinación precisa.

Las figurillas desempeñaron un papel significativo en la cultura mesoamericana, ofreciendo una ventana fascinante hacia las creencias, prácticas y representaciones artísticas de las antiguas civilizaciones. Estas pequeñas esculturas, elaboradas con diversos materiales como cerámica, piedra o arcilla, retrataban una amplia gama de figuras, tanto humanas, como animales e incluso seres divino, capturando la diversidad de la vida cotidiana, la mitología, la espiritualidad y los rituales de las sociedades mesoamericanas. La minuciosidad en su elaboración y los atributos detallados permiten relacionar estas representaciones con culturas específicas, ya que cada sociedad creó un estilo único en estas piezas.

Obras de la sala

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