Este elaborado collar presenta varios tipos de piedra, es probable que al menos cinco, con colores y texturas diferentes. Destaca la de color negro con vetas verdosas con la cual se hicieron las cuentas tubulares y el pendiente figurativo; las cuentas de menores tamaños son de color blanquecino, gris, verde y café claros. Una cuidadosa manufactura, que evidencia el trabajo de un especialista, dio como resultado una atractiva y suntuosa pieza de joyería, cuyo elemento figurativo permite identificar su adscripción cultural.
Se trata de un humano de cuerpo completo en un volumen de contorno ovalado y cerrado: en la cabeza trapezoidal invertida los ojos y la boca se marcaron con minúsculos y perfectos cortes angulares; luego viene un ligero estrechamiento que señala el cuello y por el que se hizo una perforación transversal por donde pasa la cuerda que une las piezas del collar; tres líneas grabadas indican las extremidades; los brazos se ven pegados al torso y las piernas juntas. Estos rasgos sintéticos y la materialidad en piedra fina corresponden plenamente con el peculiar estilo Mezcala, propio de la cultura que recibe el mismo nombre.
La cultura Mezcala se asentó en una extensa porción del actual estado de Guerrero y sus zonas limítrofes con Morelos y el Estado de México; principalmente se distingue en la cuenca del río Balsas y abarca las provincias guerrerenses denominadas Centro y Norte y una parte de la Tierra Caliente. Antes de que se conociera como una cultura, se tuvo noticia de su enorme producción artística lapidaria en la forma de pequeñas figuras antropomorfas, animales, máscaras y fachadas de edificios, talladas en piedras duras, en composiciones simétricas y con los rasgos apenas sugeridos con precisos cortes, incisiones y variaciones en los planos.
El famoso artista y estudioso del arte mesoamericano Miguel Covarrubias le dio el nombre de estilo Mezcala, por ubicar esta población al centro de su distribución. Las investigaciones posteriores han identificado su contexto cultural; entre los sitios que sobresalen están La Organera-Xochipala, Ahuináhuac y Cuetlajuchitlán.
Este elaborado collar presenta varios tipos de piedra, es probable que al menos cinco, con colores y texturas diferentes. Destaca la de color negro con vetas verdosas con la cual se hicieron las cuentas tubulares y el pendiente figurativo; las cuentas de menores tamaños son de color blanquecino, gris, verde y café claros. Una cuidadosa manufactura, que evidencia el trabajo de un especialista, dio como resultado una atractiva y suntuosa pieza de joyería, cuyo elemento figurativo permite identificar su adscripción cultural.