En las culturas que se desarrollaron en Veracruz durante el Clásico es común encontrar tres objetos identitarios: los yugos, las hachas y las palmas. Los yugos se identifican claramente por su forma de herradura y muchos de ellos tienen complejas decoraciones. Por otro lado, las hachas recibieron este nombre por su semejanza formal con esta herramienta, al poseer una sección cuadrangular, semejante a un gran mango y después una hoja alargada y curva en la parte superior. En estas piezas son usuales las representaciones de rostros, encontrándose la cara en el “mango” y un tocado liso en la “hoja”. Por último, las palmas se parecen a las hojas de esta planta. Así, por lo general, se encuentra una base angosta y se proyecta y abre en la sección distal de la pieza.
A estos tres objetos se le podría añadir un cuarto material: el candado. La pieza 1424 de la colección del Museo Amparo corresponde con este material. Formalmente, podríamos afirmar que los candados corresponden a un cajete o un cuenco con un asa horizontal o de canasta; pudiéndose encontrar algunas piezas huecas y otras sólidas. En el caso de la pieza de la colección del Museo Amparo, se muestra una vasija con base convexa, paredes rectas y borde plano. Presenta una concavidad al interior que crea un fondo cóncavo, aunque ello no hace perder el gran grosor de las paredes.
Del borde se desprende un asa cilíndrica sólida horizontal, la cual se encuentra meticulosamente tallada. Lo más representativo de la pieza es que en las paredes de la vasija se desgastaron dos concavidades circulares y alrededor de ellas se desgastó el exterior de una forma semicircular que tiene su radio fuera de la pieza, en la parte inferior. A los lados se desgastó la piedra para producir una superficie plana y ahí se encuentra un círculo resaltado. La pieza se complementa con rastros de pigmento rojo, lo cual puede indicar que se encontraba pintada o fue recuperada de un entierro.
La función de estas piezas aún se desconoce. Aunque existe la probabilidad de que formas parecidas, de un menor tamaño y peso, se emplearan en el juego de pelota, como lo atestiguan las representaciones de esta práctica que se han encontrado grabadas en el Tajín, Veracruz. Por lo que su representación estaría vinculada con esta práctica ritual y con su rememoración.
Pero, a pesar de ello, la forma de candado, como si fuera una bolsa o una canasta, se encuentra en muchas de las representaciones olmecas, teotihuacanas, mayas, oaxaqueñas y de muchas otras culturas. Esta forma se ha asociado con una bolsa de copal y es un atributo típico de los sacerdotes, al punto que, si uno se encuentra en una imagen a una persona cargando una bolsa, es muy probable que ella represente a un sacerdote. Por tanto, es factible pensar que estas piezas rememoraban este atributo.
A pesar de estas posibilidades, cuando uno observa la pieza surgen muchas dudas ¿Por qué hacerlo de piedra? ¿En qué contexto se encontraba o utilizaba? ¿Qué función tenía? Entre otras muchas interrogantes que son imposibles resolver con la pieza del Museo Amparo y que deberemos esperar su solución hasta que una de estas piezas se encuentra en un contexto arqueológico.
En las culturas que se desarrollaron en Veracruz durante el Clásico es común encontrar tres objetos identitarios: los yugos, las hachas y las palmas. Los yugos se identifican claramente por su forma de herradura y muchos de ellos tienen complejas decoraciones. Por otro lado, las hachas recibieron este nombre por su semejanza formal con esta herramienta, al poseer una sección cuadrangular, semejante a un gran mango y después una hoja alargada y curva en la parte superior. En estas piezas son usuales las representaciones de rostros, encontrándose la cara en el “mango” y un tocado liso en la “hoja”. Por último, las palmas se parecen a las hojas de esta planta. Así, por lo general, se encuentra una base angosta y se proyecta y abre en la sección distal de la pieza.