Las figurillas del Preclásico son quizá de las representaciones mesoamericanas que conservan, durante muchos siglos, características similares. Por lo general, estas piezas representan a mujeres de pie, con las piernas entreabiertas creadas con dos conos, las caderas anchas, la cintura pequeña, el ombligo marcado y los hombros ensanchados, de donde salen otros dos conos que simulan los brazos. Del cuerpo de estas figurillas se debe de destacar que, por lo general, las manos y los pies no tienen un tratamiento especial, aunque existe sus excepciones.
El rostro también tiene una forma genérica. Con unas tiras inclinadas se crean las cejas. Los ojos y la boca se hacen con una forma almendrada rodeada por una tira de barro, mientras que la nariz se simula con un pequeño prisma triangular, dándole a la figura una personalidad afable.
Las 6 figurillas del número de catálogo 611 de la colección del Museo Amparo se mantienen estas características. Pero, cada una tiene pequeños detalles que las hacen únicas. En el caso de la pieza 611-1 se trató hacer más amable el rostro al colocarle una sonrisa, moldeando las comisuras de los labios hacia arriba. Asimismo, el tocado es muy sencillo, con una banda horizontal y una pequeña tira que lo atraviesa verticalmente. Esta pieza, a pesar de que posee un llamativo color ocre, se dejó una tonalidad anaranjada en el tocado, lo cual distingue el cuerpo de su atuendo. Además, las concreciones de cal en la pieza identifican que estuvo enterrada durante muchísimo tiempo.
Por otro lado, la pieza 611-2 posee un rostro más rudo, lográndose con una ligera apertura de los ojos y la boca. Asimismo, la boca es horizontal, las cejas se inclinan más de lo común y el tocado es una banda plana que cruza la cabeza como si fuera un peinado de mohicano. Cabe destacar que este tipo de tocados fue común entre los mayas, como un distintivo del gobernante. Además, la pieza posee un notable colorido ocre, el cual cambia a una tonalidad roja en la sección de las piernas.
La pieza 611-3 mantiene las características de las figurillas del Preclásico, quizá, diferenciándose únicamente por lo ancho de los brazos al unirse al pecho. Esta figurilla tiene grandes orejeras y una capucha le cubre la cabeza, la cual tienen pequeñas esferas que terminan en una pequeña tira que cuelga de la capucha y llega a la nariz. Al igual que las anteriores figurillas, la pieza presenta un engobe ocre y se distingue pintura roja en los pies, las manos y una línea vertical le recorre el pecho.
La pieza 611-4 es muy sencilla. Ella tiene las piernas muy juntas, creándose una forma almendrada. Los brazos terminan en una pequeña curvatura, simulando las manos, mientras que los pezones son marcados con pequeños conos. Una pequeña tira en el cuello simula un collar y su rostro es circular, lo cual le da una apariencia cachetona a la persona. Posee un tocado alargado, rectangular con una banda horizontal en la parte inferior que se proyecta hacia atrás y termina en los omoplatos. En cambio, al frente está una tira colocada al pastillaje que divide el tocado en dos. Esta pieza, a diferencia de las anteriores, presenta un pigmento rojo intenso, casi bermellón que cubre la figura. Este tono alcanza su máxima intensidad en la sección posterior del tocado. Es en esta misma sección donde se alcanza a distinguir ligeramente el color ocre del engobe en el omoplato izquierdo de la pieza.
La pieza 611-5 mantiene las características típicas de las figurillas del Preclásico. Solamente, se puede resaltar el grosor del tiro de la entrepierna y los brazos doblados en su extremo distal para simular las manos. La figurilla tiene como tocado un gorro con una sucesión de esferas en el centro. Llama la atención que el rostro no tiene la expresividad de otras figurillas, algo llamativo para este tipo de piezas. Además, posee un colorido rojo óxido, cambiando a amarillo en el rostro y mostrándose una coloración carmín en el tocado.
Por último, la pieza 611-6 es la que posee mayores diferencias. Su engobe es crema, con una coloración negruzca en las piernas, el vientre y el brazo derecho. También posee un color anaranjado en el pelo, el tocado y el rostro. La figurilla tiene dos esferas en los pechos, el cabello la cae a los lados y, a pesar de que los ojos y la boca son horizontales, el aspecto que tiene no es de intransigencia, sino de poder. El tocado es bastante llamativo, ya que mezcla dos formas típicas: posee un mohicano creado con pequeños círculos, pero le salen dos tiras de cabello de los lados que se proyectan hacia enfrente, como es común en las piezas del Preclásico.
Estas piezas, pese a la simpleza que vemos, tienen una expresión única, dada por el tocado o por las facciones del rostro. Ellas trataban de hacer evidente un concepto de fertilidad, pero también se deja entrever tenues rasgos de poder que, al paso de los años, serán replicados por distintas culturas.