Esta figura de cerámica, junto con la registrada con el número 1039, suelen situarse dentro de la tradición conocida como Xochipala. Sin embargo se trata de obras notablemente distintas de muchas otras figuras también identificadas como Xochipala. Las proporciones, la forma y longitud de las extremidades y, muy especialmente, la forma casi cuadrada y el gran tamaño de la cabeza, son rasgos peculiares de estas piezas.
Algunos rasgos que coinciden con la tradición Xochipala tal como la hemos identificado en varias figuras de cerámica naturalistas y muy expresivas, serían el tipo y color del barro y la preferencia por el pastillaje. En especial, el pastillaje resulta crucial para formar los ornamentos de las figuras, sus pechos (particularmente sus pezones), sus narices y cejas. Llama la atención también, y coincide con piezas Xochipala propiamente dichas, el recurso de perforar el ojo con un palillo o punzón.
Podríamos, quizá, considerar estas piezas como una expresión temprana o primitiva de la tradición Xochipala. Vale la pena mencionar que también en el valle de México encontramos, en el tránsito del Preclásico temprano al Preclásico medio, un paso de figuras con formas no anatómicas, brazos cortos, cabezas grandes, extremidades dispuestas en forma de estrella de mar a figuras mucho más naturalistas.
En cuanto a estas figuras, vale la pena remarcar que su rostros alcanzan una expresividad interesante, debido justamente al uso de pastillaje y punciones en el rostro, a la manera de lo que ocurre con figuras Xochipala del tipo posterior.
Su significado es problemático; a primera vista parece tratarse de representaciones sacrificiales por la clara incisión que surca verticalmente el abdomen y parte del tórax, especialmente profunda en el caso de la presente figura. Sin embargo, podría tratarse de mujeres y no de hombres: ambas figuras tienen unos pechos bastante prominentes.
El problema consiste en que el sacrificio humano por extracción del corazón y otras vísceras fue una práctica ligada a la guerra, se realizó sobre guerreros capturados y los casos que tenemos documentados se refieren a varones. La presencia de mujeres en la guerra fue excepcional. Hay alguna batalla en la que las mujeres ayudan lanzando proyectiles desde una colina, alguna imagen (acaso sólo alegórica) de una princesa guerrera, pero los cautivos de guerra eran normalmente varones.
Una interpretación alternativa apuntaría hacia cierta representación relacionada con la maternidad, la muerte de parto o algún tipo de cesárea.
Esta figura de cerámica, junto con la registrada con el número 1039, suelen situarse dentro de la tradición conocida como Xochipala. Sin embargo se trata de obras notablemente distintas de muchas otras figuras también identificadas como Xochipala. Las proporciones, la forma y longitud de las extremidades y, muy especialmente, la forma casi cuadrada y el gran tamaño de la cabeza, son rasgos peculiares de estas piezas.