Salas de Arte Virreinal y Siglo XIX
Calvario (Cristo añadido) | Salas de Arte Virreinal y Siglo XIX | Museo Amparo, Puebla

Anónimo guatemalteco

Calvario (Cristo añadido)

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Región Guatemala
Período 3 Hacia 1800
Período 4 Hacia 1800
Técnica Madera tallada y policromada
No. registro VS.ES.037
Período Hacia 1800
Piezas por lote 3
Medidas

Dolorosa: 30 x 12.3 x 9.2cm
Cristo: 50 x 24 x 13.6 cm
María Magdalena: 20.2 x 16 x 14.4 cm
San Juan: 26.5 x 14.9 x 9.7 cm
Nicho: 104 x 92.3 x 49 cm

Investigador

Otro de los interesantes ejemplos que complementan el variado acervo de piezas guatemaltecas del Museo, es este conjunto poco atendido por la historia del arte hasta el momento. Su composición insiste en modelos a los que fueron asiduos los talleres de escultura y pintura de la antigua Capitanía General, y cuyos referentes están, al igual que para otras composiciones similares tanto españolas como americanas de Época Moderna, en la pintura. De ella destacaríamos principalmente la europea, poniendo especial atención a la de origen nórdico, tan difundida a través de grabados.

Por el tamaño de sus piezas, se trata, una vez más, de imaginería destinada al culto privado, las denominadas domésticas, y que, como ocurre con otros grupos reportados por la bibliografía y conservados en diferentes instituciones internacionales, en atención a los encargos o para satisfacer la variada demanda de sus comitentes, podían variar en sus formatos y hasta en el número de imágenes. De ello da fe el repaso de varios de los ya conocidos, pues éste sería de los más pequeño, junto a los del Museo de América y el Museo Nacional de Escultura, ambos en España. Les seguiría en línea ascendente el del Museo Metropolitano de Nueva York —adquirido en Andalucía, España—, y por encima, el del Franz Mayer de la Ciudad de México. En relación con los de más piezas señalados, tenemos constancia de uno reproducido por Xavier Moyssén del que existe otro muy próximo en colección privada de Guatemala; a éstos se suman las figuras del resto de los ajusticiados, San Dimas y Gestas (los ladrones). Vinculados con los últimos y con la repetición casi mimética de estas últimas figuras, tenemos otro ejemplo —que en su momento estudiamos para la galería madrileña Coll & Cortés— donado por la Colnaghi Foundation en 2018 al Instituto de Arte de Chicago, pasando con ello a ser la primera obra de origen hispanoamericano del periodo virreinal de su colección.

Al hablar de la iconografía en la escultura que nos ocupa, no podemos dejar de mencionar, por su carácter votivo al estar asociada a una de las imágenes devocionales de mayor renombre en Guatemala, la representación del Calvario con el Cristo de Esquipulas (Quirico Cataño, 1594), que preside su santuario en la distante localidad cuyo nombre recibe. De estas piezas, todas de mayor formato que las nombradas, se sabe por la documentación que fueron anteriores a 1804, que es cuando se las nombra en un inventario, lo que podría tener vínculo con varios de los grupos citados. No en vano, ya se han establecido algunos puntos comunes entre ellas y las del Calvario del Franz Mayer, sin olvidar, claro está, el del Museo de América que remeda al Cristo.  

Centrándonos en nuestras protagonistas, ya hemos comentado en la ficha correspondiente cómo la Virgen Dolorosa está muy próxima en su trazado con la de igual advocación que posee este museo. También es la única que conserva su resplandor, en plata y de inequívoca manufactura guatemalteca, por lo que debe ser el original con sus característicos juegos de cincelado del metal y combinación de formas. En cuanto a la talla del San Juan, por la postura de los brazos no está distante al del Museo de América, si bien está invertida la disposición de ambos brazos. Por su parte, la figura de la Magdalena, aunque mantiene la tradicional postura arrodillada, común a todos los ejemplos mencionados, no parece por el trazado de brazos que siga a las anteriores, ya que aquellas se aferran a la parte inferior de la cruz. Es así, que la disposición que actualmente tiene la del Museo, delante de los pies de Cristo, nos parezca la más adecuada, distinguiéndola como un diseño poco habitual. En cuanto a la talla del Crucificado, compartimos la opinión del especialista guatemalteco Johann Melchor respecto de que su diseño y múltiples puntos del tallado y policromado están distantes de las codificadas fórmulas guatemaltecas. Es más, el hecho mismo de que tenga la típica peana para piezas individuales insiste en la idea que la figura sea un añadido, no por ello restándole valor plástico y efectividad en su pertenencia al conjunto. 

Concluimos con una llamada de atención relativa a las policromías. Si bien son otro reflejo más de la procedencia de las piezas, cumpliendo tanto con los diseños como en la manufactura, son destacables algunas diferencias entre los elementos ornamentales. Quizás en ello tenga que ver el hecho mismo de que en el Calvario de Esquipulas se repite este detalle en cuanto a los presentes en la Virgen respecto a los del San Juan y la Magdalena.

 

Bibliografía orientativa

Hugo David López Hernández. La historia del Señor de Esquipulas, Guatemala, Ediciones San Pablo, 2010.

Brenda Janeth Porras Godoy. El retablo y la esculura en Guatemala, siglos XVI al XIX. Sevilla, Universidad de Sevilla, Departamento de Historia de Arte, 2015, (tesis para optener el grado de doctor).

Xavier Moyssén. Estofados en la Nueva España. México, Ediciones de Arte COMERMEX, 1978.

Otro de los interesantes ejemplos que complementan el variado acervo de piezas guatemaltecas del Museo, es este conjunto poco atendido por la historia del arte hasta el momento. Su composición insiste en modelos a los que fueron asiduos los talleres de escultura y pintura de la antigua Capitanía General, y cuyos referentes están, al igual que para otras composiciones similares tanto españolas como americanas de Época Moderna, en la pintura. De ella destacaríamos principalmente la europea, poniendo especial atención a la de origen nórdico, tan difundida a través de grabados.

Obras de la sala

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