Uno de los principales problemas que tenemos al enfrentarnos con el estudio de sociedades pretéritas es comprender su modo de vida. Cómo eran las ciudades por donde caminaban las personas, cómo era su sentir en el día a día e, incluso, cosas tan sencillas como su vestimenta, entre otras, son cosas que se escapan de nuestro conocimiento. Quizá, uno de los medios que tenemos para conocer este último aspecto, la vestimenta, se puede subsanar con los datos que quedaron inconscientemente representados en las figurillas, si bien, esto sólo nos muestra un pequeño fragmento de la gran diversidad que debió existir, es una ventana para entrever estos aspectos.
Este es el caso de la figura 313, la cual representa a una mujer de pie con los brazos extendidos hacia los lados y las piernas ligeramente entreabiertas. La figurilla cuenta con todas las características que nos permiten datarla en el Preclásico. Posee una cabeza con una deformación craneana oblicua. En la parte superior tiene un tocado muy sencillo compuesto por dos tiras colocadas al pastillaje, acompañado en los extremos y al centro por unas pequeñas esferas. Los ojos se crearon con incisiones que van de cada extremo del ojo hacia el centro, lo cual le da una forma triangular. La nariz respingada está realizada con un pellizco y se colocó, en la parte inferior, una nariguera circular. La boca es un óvalo con una incisión horizontal en el centro, colocada al pastillaje. A cada lado de la cabeza hay una forma semicircular para representar las orejas y en la parte inferior de ellas está situado, al pastillaje, un círculo con un orificio en el centro, representando las orejeras.
La cabeza se une al cuerpo de manera directa, sin distinguirse un cuello para ello, solamente se aprecia una banda colocada al pastillaje con líneas incisas diagonales que simulan un collar de cuerdas. El tronco es rectangular y de la parte superior sale, de cada lado, una forma cónica para representar los brazos. A la altura del pecho se encuentran dos pequeños conos que simulan los senos y, en la parte inferior, una forma convexa representa el vientre de la mujer, el ombligo es creado con un pequeño orificio. Terminando la pieza con dos formas cónicas que simulan las piernas.
La figurilla muestra una proporción distinta entre las partes del cuerpo, la cual es clara si comparamos el gran tamaño de la cabeza, los pequeños brazos y las gruesas piernas. Asimismo, la pieza está únicamente alisada, sin encontrarse un trabajo de pulido para sacarle brillo. Esta textura áspera se hace más patente por las pequeñas concreciones de tierra a lo largo de la pieza, lo que evidencian que estuvo enterrada durante muchos siglos.
La presencia de orejeras, una nariguera circular, un collar de cuerda y un tocado vertical, ayudan a reconstruir parte de la indumentaria femenina, imaginarnos una mujer con estas características caminando por los antiguos poblados del Preclásico, nos ayuda a comprender un poco mejor como se vivía el día a día en aquella agrupación y, si le agregamos los demás datos que nos dan las vasijas, las esculturas y los mismos restos de la arquitectura, nos permitirá imaginarnos mejor el sentir y pensar de la personas.
Uno de los principales problemas que tenemos al enfrentarnos con el estudio de sociedades pretéritas es comprender su modo de vida. Cómo eran las ciudades por donde caminaban las personas, cómo era su sentir en el día a día e, incluso, cosas tan sencillas como su vestimenta, entre otras, son cosas que se escapan de nuestro conocimiento. Quizá, uno de los medios que tenemos para conocer este último aspecto, la vestimenta, se puede subsanar con los datos que quedaron inconscientemente representados en las figurillas, si bien, esto sólo nos muestra un pequeño fragmento de la gran diversidad que debió existir, es una ventana para entrever estos aspectos.