Un elevado número de figuritas de Tlatilco representan personajes femeninos de rostros muy estilizados y caderas anchas. Sin embargo, esta pieza representa a un varón que sigue los cánones del arte Tlatilco. El cuerpo es esquemático, los dedos de las manos apenas se marcan con tres incisiones; los pies son muñones gruesos y planos que permiten que la figura se mantenga en pie.
El rostro es ancho y esquemático, de rasgos geométricos, con una nariz aguileña pronunciada que recuerda al pico de un ave. Los ojos almendrados y oblicuos con los iris perforados proporcionan gran expresividad al rostro.
El foco de atención en esta figura se sitúa en su atavío y adornos. El tocado de plumas se eleva como una gran cresta sobre la cabeza modelada y oblicua. Las distintas tonalidades de las plumas del penacho dan idea de la variedad de aves que se emplearon. Este tipo de tocado no es habitual en las figuras de Tlatilco, donde más bien se distinguen por llevar tocados a modo de casquetes o gorros. Las orejeras circulares y de gran tamaño también son elementos indicativos de estatus, pero pierden su protagonismo ante el elevado tocado y el elaborado atavío superior del pecho y brazos que porta.
El personaje sin duda está preparado para un evento especial, sus adornos de cuello y brazos así lo indican. El pectoral es voluminoso y da sensación de pesadez, aunque nada indica que esté realizado con material pétreo, como cuentas o mosaicos de piedras, más bien parece que se trata de un tipo de tela enrollada, al igual que la cobertura de los brazos, que sigue el mismo diseño pero con algunas esferas cosidas que están dispuestas a lo largo del brazo, podrían ser simplemente adornos de alguna piedra verde, o tal vez cascabeles de barro, de semillas o por qué no, realizados con algunos de los moluscos que obtenían en su entorno lacustre y que pudieran producir algún sonido musical, lo que daría sentido a la posibilidad de que fueran objetos similares a cascabeles, más cuando la figura en sí misma es un silbato.
Los brazos hacía delante bien podrían indicar que el personaje está en pleno proceso de danza, tal vez una danza donde el ejecutante actúa como un ser volador; la nariz en forma de pico corto puede estar en relación con el elevado tocado de ave, al igual que la disposición de sus brazos como si fueran alas. Este tipo de interpretaciones estaba a cargo de personajes especiales dentro de las sociedades antiguas mesoamericanas, eran los técnicos espirituales o chamanes, los encargados de conectar con el mundo de lo sagrado para lograr curaciones, visualizar la caza, etcétera.
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