La forma de los ojos y de la nariz hace pensar que podría tratarse de un tlacuache, animal muy importante para la mitología mesoamericana. Sin embargo no podemos hacer una identificación completamente segura, también podría ser la imagen estilizada de un perro. A favor de esta última versión estaría la postura adoptada por el animal para echarse.
Esta pieza es, al mismo tiempo, una figura y una vasija, recurso bastante común del arte mesoamericano, que empezó a utilizarse en el Preclásico. Las figuras de fauna solían colocarse como parte de las ofrendas funerarias, como si se tratara de mascotas acompañantes o incluso como si se evocara (independientemente del carácter doméstico o no de los animales) un ámbito cotidiano y vivo, por lo cual conviven animales y hombres. Al estar diseñada también como vasija, es probable que se le haya introducido algún líquido que debe haber formado igualmente parte de la ofrenda funeraria en cuestión. Se encuentran vasijas con forma animal en diferentes regiones y períodos, por ejemplo en Tlatilco y en Teotihuacán.
El barro obscuro, provisto de un engobe casi negro y bruñido tras la cocción, fue muy característico del arte de Tlatilco y también se empleó con frecuencia en las piezas de la tradición estilística que denominamos “Las Bocas”. En ambos casos se trata de manifestaciones regionales contemporáneas a la tradición olmeca, que podríamos situar además en su fase más temprana, es decir, hacia el año 1000 a.C.
En ese período, hasta cierto punto experimental en la cerámica, se produjeron muy diversos tipos de figuras y vasijas, muchas de ellas relacionadas con la representación de hombres y animales en actitudes aparentemente espontáneas. Esta inventiva del Preclásico contrasta un poco con la formalización del Clásico, menos variada o imaginativa debido a la fuerza que tomaron algunas convenciones que se repitieron incluso de forma esquemática, por lo menos en el México central.
La forma de los ojos y de la nariz hace pensar que podría tratarse de un tlacuache, animal muy importante para la mitología mesoamericana. Sin embargo no podemos hacer una identificación completamente segura, también podría ser la imagen estilizada de un perro. A favor de esta última versión estaría la postura adoptada por el animal para echarse.