El número de fragmentos o figurillas completas, hechas en cerámica, que se han recuperado en excavaciones en Teotihuacán alcanza, seguramente los millares. Existen dos agrupaciones para las figurillas; las que tienen la cabeza rapada, como es el caso de las siete que integran este conjunto, y las que portan tocados complejos y de diseños diversos, que también existen en la colección del Museo.
Según Miguel Rivera Dorado, en un principio, y durante mucho tiempo durante el Período Clásico, las figurillas fueron modeladas a mano. Los rasgos faciales se hacían con incisiones en el barro fresco utilizando probablemente instrumentos finos de punta aguda, o bien romos para algunas piezas específicas o ciertos rasgos cuando era necesario decorar un tocado, si es que se añadían.
En un momento indeterminado del mismo período se empieza a utilizar el molde, que será poco más tarde el único medio para producir las figurillas. El hecho de que la mayoría de estas piezas encontradas en Teotihuacán sean cabecitas se debe a que durante mucho tiempo los cuerpos se hacían de barro fino y ahuecado, por lo que eran mucho más frágiles y es probable que caídas, el tiempo o la presión de las capas de tierra los hayan destrozado más fácilmente. Las cabecitas. que son de barro macizo, se conservaron en mayor número, justo porque eran mucho más resistentes por la forma en que fueron fabricadas.
A continuación, se describen los detalles de cada una de acuerdo con su número asignado: (1) Cabecita hecha con molde, con rebabas de barro en la parte superior y en la parte lateral izquierda. La forma de los ojos y la boca fueron hechas por incisión sobre el barro húmedo. (2) Presenta rebaba de barro en la parte inferior, una mancha de cocción en la parte superior y restos de engobe rojo. (3) Fue modelada y sus detalles se hicieron con incisiones y pastillaje, particularmente los ojos. La forma del rostro es más alargada en la parte del mentón y de la nariz que las demás. (4) Hecha en molde y detallada con incisiones, fue recubierta por un engobe color crema. (5) Presenta engobe rojo y fue hecha en molde; su nariz está fracturada. (6) Elaborada en molde, detalles por incisión y cubierta de engobe crema. Se observa una parte del cuello aun adosada. (7) Elaborada en un molde. El barro estaba un poco seco cuando se colocó sobre el mismo. Se observa una mancha de cocción en el mentón y en la parte superior derecha. Se encuentra bastante desgastada.
En general, las siete cabecitas presentan una forma de triángulo invertido, y en la parte posterior un aplanado, consecuencia de que hayan sido elaboradas colocando barro sobre un molde. Estas cabecitas seguramente formaban parte de un cuerpo entero formado por torso y extremidades modeladas con barras de arcilla. También pudieron haber sido los rostros de figuras cuyo cuerpo era de barro ahuecado y que se han localizado con las extremidades unidas al torso mediante un tipo de hilo, de manera que su movilidad era mucho mayor.
Sobre el uso y significado de estas figurillas existe la posibilidad de que tuvieran un carácter votivo, es decir que fueran colocadas como parte de ofrendas mayores.
El número de fragmentos o figurillas completas, hechas en cerámica, que se han recuperado en excavaciones en Teotihuacán alcanza, seguramente los millares. Existen dos agrupaciones para las figurillas; las que tienen la cabeza rapada, como es el caso de las siete que integran este conjunto, y las que portan tocados complejos y de diseños diversos, que también existen en la colección del Museo.