En una roca basáltica muy pesada, se talló y pulió una forma cilíndrica muy regular. Después, por picoteo, se cincelaron simétricamente dos personajes similares. En ambos casos, la cabeza constituye la tercera parte de la altura total y los rasgos faciales evocan el arte olmeca: los ojos almendrados y la boca con una ligera mueca de las comisuras hacia abajo. Dos líneas verticales indican la nariz y encierran la boca en una profunda arruga.
En un lado, una sola línea horizontal marca la división entre la frente y lo alto de la cabeza mientras que, del otro lado, es un cuadrado completo que encierra la cara con tres líneas verticales arriba a manera de pelo. El cuerpo se resume en una profunda ranura que corre verticalmente por todo el centro y los brazos doblados para unirse en esa línea mediana. Aquí también, una de las figuras está un poco más trabajada, con una parte desbastada alrededor de lo que sería el pecho.
En ambos costados de la piedra, cerca del borde inferior, se grabó sucintamente una cara con cuatro trazos rectos perpendiculares para los ojos, nariz y boca. Sin un análisis microscópico no se puede determinar con certeza el o los períodos en que se manufacturó esta pieza. Se reconocen, en efecto, a menudo sobrepuestos, diversos procedimientos para grabar los motivos: un picoteo pulido que dejó un surco ancho y lo que parece ser un tallado con un instrumento metálico y por ende moderno. En muchas regiones mesoamericanas se elaboraron en piedra figuras humanas de forma cilíndrica con las manos juntas sobre el pecho, inspiradas probablemente en efigies talladas en la madera cilíndrica de un tronco. Sin embargo, por las técnicas utilizadas es muy probable que la pieza o bien fue profundamente retocada recientemente o es una creación moderna inspirada en el arte antiguo.
En una roca basáltica muy pesada, se talló y pulió una forma cilíndrica muy regular. Después, por picoteo, se cincelaron simétricamente dos personajes similares. En ambos casos, la cabeza constituye la tercera parte de la altura total y los rasgos faciales evocan el arte olmeca: los ojos almendrados y la boca con una ligera mueca de las comisuras hacia abajo. Dos líneas verticales indican la nariz y encierran la boca en una profunda arruga.