El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico
Sello circular, Xonecuilli | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla
Sello circular, Xonecuilli | El México antiguo. Salas de Arte Prehispánico | Museo Amparo, Puebla

Sello circular, Xonecuilli

Cultura Culturas eclécticas del Posclásico tardío
Estilo Tolteca
Región Altiplano central
Período Posclásico
Período 9 Posclásico
Año 900-1521 d.C.
Técnica

Barro modelado, bajorrelieve y punzado

Ubicación Bóveda Prehispánico
No. registro 52 22 MA FA 57PJ 1512
Investigador

El sello que vemos aquí pertenece a una tradición que se manifiesta tempranamente en Mesoamérica. Se piensa que en esta región los primeros sellos se fabricaban de madera o de hueso, materiales perecederos y que por ello se desintegraron con el tiempo, aunque la mayoría de los que ahora conocemos y que han sido localizados a partir de las excavaciones que llevan a cabo los arqueólogos fueron modelados en arcilla, -material que es producto de un lento proceso natural que tarda miles de años en el que algunas rocas con alto contenido de feldespato se descomponen- que obtiene plasticidad cuando se mezcla con agua, y que al secarse se torna firme.

De tal modo nuestro sello pertenece a una tradición de larga duración, que abarcó varios siglos y que se reconoce en muchas, si no es que en todas las zonas de la región mesoamericana como bien lo demuestra el estudio pionero que realizó Jorge Enciso, uno de los expertos conocedores de los sellos de México, en el que observó que eran un objeto ceremonial importante y que los hay de muchas formas y tamaños. Algunos pueden haber sido hechos a partir de un molde, otros fueron modelados a mano, como es el caso de nuestro ejemplar, en el que los diseños se logran al retirar con un instrumento punzocortante la arcilla que está alrededor de la forma deseada, y forjando profundas incisiones.

Ahora bien, la forma del sello nos permite conocer su función. Por ejemplo, un sello plano es del tipo que se requiere para pintar una hoja de papel amate o un lienzo textil, mientras que para imprimir sobre una parte del cuerpo humano es preferible utilizar un sello cóncavo. En ambos casos, éste se impregna de pigmento en combinación con el aglutinante que se requiere para fijar el color, y se presionaba sobre la superficie deseada, y cuando el sello se levantaba ya permanecía el diseño.

Como lo demuestra la importante colección de sellos que resguarda el Museo Amparo, los hay tanto con formas naturalistas, de seres fantásticos, de formas geométricas y de formas artificiales, entre los cuales podemos incluir nuestro singular ejemplar en el cual se modeló una forma que bien podría representar el xonecuilli, un distintivo que posee una variedad de asociaciones: Francisco del Paso y Troncoso afirma que el xonecuilli es un "símbolo de la estación austral "; mientras que Eduard Seler considera que es símbolo del descenso, y  Terence Grieder explica que la forma se refiere a la feminidad, e indirectamente a la tierra.

Las anteriores interpretaciones se fundamentan en las palabras que asentó el franciscano Bernardino de Sahagún, en su Historia general de las cosas de la Nueva España, ya que al referirse a los cometas nos indica que "a las estrellas que están en la boca de la bocina llamaban esta gente citlalxonecuilli. Píntanla a manera de una S, revueltas siete estrellas; dicen que están de sí apartadas de las otras y que son resplandecientes. Llámanlas citlalxonecuilli porque tienen semejanza con cierta manera de pan, que hacen a manera de la letra S, al cual llaman xonecuilli”. Y agrega que el pan con esta forma de S se ofrendaba en ceremonias relacionadas con diferentes cultos: en la fiesta dedicada a las Cihuapipiltin; y tanto en sus templos como en las encrucijadas de los caminos ofrecían pan hecho con la figura que llaman xonecuilli.

Esta singular forma también se vincula al palo en forma de rayo que sostienen los dioses de la lluvia, así como con el bastón que empuña Mixcóatl y al báculo que caracteriza a los mercaderes, llamados pochteca en lengua náhuatl, en tanto que en los códices, por ejemplo en el Códice Borbónico, es común encontrarla aplicada a los papeles rituales que colocaban los antiguos nahuas en los templos de las deidades del agua y del pulque, a la vez que en aquellos papeles que se relacionan con diferentes ceremonias ligadas a prácticas funerarias, y pintada sobre las herramientas que utilizaban en el cultivo, específicamente sobre las coas, por mencionar algunas de sus manifestaciones, mismas que pueden servirnos como pistas para comprender las circunstancias en las que nuestro pequeño sello posiblemente era empleado.

El sello que vemos aquí pertenece a una tradición que se manifiesta tempranamente en Mesoamérica. Se piensa que en esta región los primeros sellos se fabricaban de madera o de hueso, materiales perecederos y que por ello se desintegraron con el tiempo, aunque la mayoría de los que ahora conocemos y que han sido localizados a partir de las excavaciones que llevan a cabo los arqueólogos fueron modelados en arcilla, -material que es producto de un lento proceso natural que tarda miles de años en el que algunas rocas con alto contenido de feldespato se descomponen- que obtiene plasticidad cuando se mezcla con agua, y que al secarse se torna firme.

Obras de la sala

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