Cultura | Nahua |
Región | Altiplano central |
Período | Posclásico |
Año | 900-1521 d.C. |
Período 9 | Posclásico |
Año | 900-1521 d.C. |
Técnica | Piedra tallada |
Medidas | 36 x 17 x 21 cm |
Ubicación | Bóveda Prehispánico |
No. registro | 52 22 MA FA 57PJ 1420 |
Investigador |
Las representaciones del dios Tláloc son tan antiguas como numerosas y variadas en toda Mesoamérica, es omnipresente en esta área con diversas formas, tamaños, estilos y nombres. Tláloc es el dios de la lluvia, del agua, del rayo y también está ligado a la tierra. Es la deidad más antigua y persistente de Mesoamérica. En los mitos cosmogónicos el inicio de la vida está en el agua.
Se le conoce en náhuatl como Tlalloc que quiere decir “el que está hecho de tierra”, se le asocia con la montaña, la cueva, el jaguar, la fundación y el poder. También se le conoce con otros nombres y sus representaciones también varían de acuerdo a diversas áreas culturales, por ejemplo, en el área maya se le conoce como Chaahk; Cociyo (Cocijo) entre los zapotecos; Dzahui entre los mixtecos; y Tajín o Aktini entre los totonacos.
En el periodo Clásico, sobre todo en Teotihuacán, aparece con rasgos simplificados que forman parte de sus atributos más evidentes, pero hay quien afirma que desde el Preclásico los olmecas ya adoraban a Tláloc.
Lo que caracteriza al dios Tláloc son unos aros alrededor de los ojos, un bigote prominente y unos colmillos en pares que se curvan hacia sus lados opuestos. ¿Pero de dónde vienen estos rasgos? Si no existieran esculturas en donde sus atributos tienen formas menos abstractas y más figurativas, sería difícil identificar el origen de los rasgos de la deidad. Existen unas esculturas semejantes a la que observamos, pero que tienen los ojos de la deidad rodeadas por serpientes entrelazadas, formando una protuberancia como nariz y sus hocicos y colmillos forman la boca de Tláloc.
El tipo de representación de la pequeña escultura que se muestra en la imagen es común en el Altiplano, sobre todo durante el periodo Posclásico (900-1521 d.C.). Es notorio que la escultura se encuentra degastada en uno de los lados. Esta erosión quizá fue producida por el paso de agua de algún río, pues en otros sitios del Altiplano se han encontrado otras esculturas enterradas en los lechos de río, pues, como sabemos, Tláloc es el dios del líquido vital. En el lado visible del rostro muestra sus principales atributos, podemos reconocer sin duda alguna que se trata de una representación de este importante dios mesoamericano.
Lo único que queda de la talla de la cabeza en esta obra son las formas angulosas y rasgos simplificados característicos de la manera de representar a este dios por los pueblos que habitaban el Altiplano Central. El tocado en forma trapezoidal, que se ve en la mitad mejor conservada, nos orienta específicamente sobre el tipo de esculturas que solían hacer los mexicas y otros pueblos de la Cuenca de México.