Cultura | Zapoteca |
Región | Oaxaca |
Período | Preclásico |
Año | 1200 a.C.-100 d.C. |
Período 9 | Preclásico |
Año | 1200 a.C.-100 d.C. |
Técnica | Barro modelado, alisado, pellizcado e inciso |
Medidas | 19 x 26.5 x 26.5 cm |
Ubicación | Bóveda Prehispánico |
No. registro | 52 22 MA FA 57PJ 1053 |
Investigador |
Algunos de los objetos más útiles para el conocimiento de las sociedades antiguas han sido las vasijas elaboradas con barro cocido. Se tiene conocimiento que el antiguo oficio de la alfarería en Mesoamérica se desarrolló desde mediados del tercer milenio antes de nuestra era. Desde objetos con acabados burdos y funciones utilitarias, para el uso doméstico con una gran variedad de formas y acabados, hasta vasijas muy elaboradas usadas con fines rituales o ceremoniales, estos objetos brindan una gran cantidad de información para el conocimiento de la alimentación, creencias religiosas, materiales usados para la elaboración de pinturas de diverso uso, así como sobre la conformación social de las sociedades que las crearon.
Esta vasija con soportes conocidos como “mamiformes”, por su forma globular, fue elaborada con la técnica de modelado a mano. No se tiene noticia en Mesoamérica del uso de torno, por lo que normalmente las vasijas de barro estaban hechas por el modelado a base de manipular una masa de barro o bien, por la unión de placas aplanadas y modeladas a mano. Es posible que para las patas se hayan apoyado de moldes o bases de algún material perecedero. Para darle un decorado menos plano los artesanos recurrieron al uso de incisiones aplicadas en el barro fresco.
Este tipo de vasijas son comunes en el área zapoteca durante el Preclásico, durante el periodo Monte Albán I, entre el 400 y 100 a.C. Llaman la atención la forma de sus soportes, su apariencia tersa y cierto bruñido cuyo brillo se ha perdido un poco por el desgaste de la pieza. Este tipo de vasijas trípodes no se volvieron a producir, por lo que son características de este periodo temprano de la historia de los zapotecos. Se conocen algunas variedades en donde los soportes suelen ser más largos o cortos, pero cambian sobre todo, en la forma del cuerpo principal. Esta vasija tiene un reborde en el cuello de la vasija y otro en la base que refuerza su unión con los soportes. En general los reportes del borde son angulosos pero existen algunas con el reborde redondeado. Las otras variedades tiene formas cilíndricas con cuellos angostados.
La sofisticación de esta pieza nos habla de que, para esta época, los zapotecos ya tendrían una organización social que permitiera una especialización del trabajo. Este tipo de vasijas suele encontrarse en contextos funerarios y en excelente estado de conservación. Se han encontrado en las tumbas dedicadas a los ancestros y es posible que fueran usadas en contextos ceremoniales, pues se aprecian algunas marcas de uso.
Este tipo de vasijas con soportes mamiformes, también se han encontrado en Morelos, quizá a consecuencia del comercio entre estas zonas, del intercambio de ideas estéticas o de presencia de cultura zapoteca en esta región intermedia entre los Valles Centrales de Oaxaca y la Cuenca de México. Es de llamar la atención que en el Museo Nacional de Antropología se encuentra un ejemplar casi idéntico, lo que nos lleva a preguntarnos si en su producción se utilizaron moldes. El parecido entre ambas vasijas es sorprendente. Sabemos que los zapotecos tenían fuertes nexos con los teotihuacanos, pero es muy posible que desde antes del auge de esta gran metrópoli, los zapotecos ya tuvieran fuertes contactos con el Altiplano.