Dado que el individuo tiene el abdomen, la cadera y las rodillas cubiertos con indumentaria, cabe la posibilidad de que se trate de un jugador de pelota en la modalidad de cadera. Es una escultura de configuración ancha y aplanada que sólo está detallada por el frente, la parte posterior es lisa; en la vista de perfil sobresale la nariz como una proyección triangular.
Con elementos sobrepuestos en pastillaje e incisiones horizontales, se figuró una especie de enredo; unas bandas en relieve se cruzan y aparentan pasar por debajo de la zona genital, los extremos caen a los lados de la cadera y llegan hasta las rodillas. En éstas de nuevo se repiten las incisiones que imitan bandas que dan varias vueltas. El atavío y los ornamentos destacan pintados en blanco sobre el engobe ocre-naranja que cubre toda la superficie. La cabeza es alta porque exhibe deformación tabular erecta; el tocado consta de bandas horizontales y transversales; la nariguera pudiera ser una argolla gruesa de concha que atraviesa el septum; en los lóbulos de las orejas se simulan perforaciones; las orejeras son formas circulares; el collar es de dos líneas y cierta variación del tono de la superficie indica que contaba con un pendiente circular.
En el estilo artístico en el que se inscribe, el Tuxcacuesco-Ortices, se advierten numerosas variantes; ésta corresponde a aquella en la que las figuras tienen las piernas notablemente arqueadas y los ojos y la boca como con forma de “grano de café”, la cual consiste en una aplicación circular y aplanada con una hendidura central. No obstante el formato pequeño y la síntesis de los volúmenes del cuerpo –en especial de las extremidades—, los artistas pusieron gran cuidado en los detalles.
Se encuentra entre los estilos más destacados de la cerámica de la cultura de las tumbas de tiro debido a su amplia presencia, variabilidad interna y periodo de producción; hasta el momento se pudo identificar sólo en esculturas sólidas. Su conocimiento está fundamentado en las investigaciones realizadas por la antropóloga Isabel Kelly en la década de 1940; la denominación del estilo conjunta la de dos sitios estudiados por ella. El primero corresponde a la zona jalisciense de Tuxcacuesco-Zapotitlán, al noroeste del volcán de Colima, y el segundo, Los Ortices, se sitúa en el valle de Colima.
Dado que el individuo tiene el abdomen, la cadera y las rodillas cubiertos con indumentaria, cabe la posibilidad de que se trate de un jugador de pelota en la modalidad de cadera. Es una escultura de configuración ancha y aplanada que sólo está detallada por el frente, la parte posterior es lisa; en la vista de perfil sobresale la nariz como una proyección triangular.