Cultura | Olmeca |
Región | Guatemala, probablemente |
Período | Preclásico medio |
Año | 1200-500 a.C. |
Período 9 | Preclásico medio |
Año | 1200-500 a.C. |
Técnica | Piedra esculpida |
Medidas | 21.8 x 7.6 x 11.2 cm |
Ubicación | Sala 3. Cuerpos, rostros, personas |
No. registro | 52 22 MA FA 57PJ 363 |
Investigador |
Existe una vertiente de la escultura olmeca que se aleja de las imágenes solemnes y conmemorativas y que presenta personajes fantásticos y episodios míticos. Esta vertiente es relativamente abundante y llama la atención porque aparece en obras de diferentes tamaños y aún en espacios públicos. Figuras que danzan, luchan o marchan, hombres con máscaras de fieras; felinos que se mezclan con hombres, etcétera. Esta figura de un hombre o niño desnudo en semi cuclillas y con una actitud de esfuerzo parece pertenecer a ese grupo de piezas.
Identificamos los rasgos faciales de tipo olmeca, en especial los labios prominentes, con las comisuras alargadas que le dan a la boca un aspecto fiero. Además podemos ver una franja sobre la cabeza, en dirección de la nuca a la frente, propia de un tocado o peinado que ostentan algunas cabezas colosales y otras esculturas olmecas.
Por sus proporciones, parecería tratarse de la representación de un niño e incluso de un niño muy pequeño. También éste es un rasgo típico de la iconografía olmeca, aparentemente relacionado con la identificación del linaje y la legitimación de la descendencia. A menudo encontramos figuras adultas que cargan criaturas en los brazos.
Es muy difícil establecer el significado de la figura; puede ser una de esas criaturas que en la iconografía olmeca se refieren a la herencia del poder del linaje. También se ha identificado a estos hombres con una suerte de “chaneque” o espíritus del bosque. Hay semejanzas interesantes entre esta pieza y una escultura de La Venta, que también tiene el rostro abultado y la franja sobre la cabeza.
Sin embargo, la distorsión del rostro de nuestra figura guarda, en particular, semejanza con esculturas de la costa de Chiapas y Guatemala, donde probablemente se encuentra el origen temprano de las obras de tipo olmeca.
En cualquier caso, es muy importante aclarar que cuando calificamos esta obra como olmeca, no queremos implicar que esté necesariamente relacionada con la costa del Golfo de México. Entendemos lo olmeca como una manifestación estilística e iconográfica que fue propia de las élites mesoamericanas durante algunos siglos en varias regiones de Mesoamérica.