El obispo Domingo Pantaleón fue para la Catedral un gran donante de objetos destinados al culto. Junto a las andas de plata del Corpus, así como diversas tallas y pinturas, entre otros objetos, también encargó esta importante capa y demás piezas. Para ello acudió a Manuel de Mena, quien debió de ser uno de los más destacados bordadores de Ciudad de México.
El artista contaba con un taller en el que trabajaban varias mujeres y trazó esta prenda siguiendo los modelos franceses del momento. Es por ello que la capa presenta grandes flores y frutos, reflejo de la predilección por mostrar con verosimilitud estos elementos. Para su ejecución empleó diferentes técnicas y materiales, como hilos de plata bañados en oro, además de un sinfín de sedas teñidas en diferentes colores naturales que supo entremezclar para producir un efecto similar al de las pinturas. Tan laborioso trabajo quedó reflejado en su elevado costo, que para el momento alcanzó los 3,200 pesos.
El obispo Domingo Pantaleón fue para la Catedral un gran donante de objetos destinados al culto. Junto a las andas de plata del Corpus, así como diversas tallas y pinturas, entre otros objetos, también encargó esta importante capa y demás piezas. Para ello acudió a Manuel de Mena, quien debió de ser uno de los más destacados bordadores de Ciudad de México.