Fondo artístico Helen Escobedo y Galería Proyectos Monclova
En la obra de Escobedo nunca faltó el sentido del humor y la ironía. Estos “monumentos” gráficos presentan una oportunidad de valorar aquello que a menudo es ignorado y que forma parte de una cotidianidad muy mexicana, como por ejemplo los tacos, la leche materna, la infancia y los cigarros. El sociólogo Néstor García Canclini explicó en 1981: “En su reflexión sobre la ciudad y los vínculos del arte con la ciudad, los monumentos de Helen son urbanos, no históricos: proponen una nueva relación visual, no una reinterpretación del pasado”. Hechos en collage, estas obras ilustran lo importante que fue la técnica para la artista pues le permitía ensayar y componer nuevas interpretaciones del presente.
En 1992 publicó junto con el fotógrafo Paolo Gori el libro Monumentos mexicanos: de las estatuas de sal y de piedra, en el cual traza la sinrazón y pretensiones de la tendencia gubernamental por poblar el país entero de bustos y monumentos en honor de políticos de entonces y de políticas públicas pasajeras; haciendo una certera crítica a la imposibilidad de crear arte realmente expresivo bajo el contexto y las condiciones de patronazgo gubernamental, siempre atadas a un sistema partidista y clientelar.