La popularidad de los cuadros de castas de la Nueva España se extendió fuera de su territorio. En 1770, el virrey del Perú encarga una serie para integrarse al Gabinete de Historia Natural organizado por el Príncipe de Asturias. Desde una perspectiva taxonómica, los gabinetes tenían el objetivo de exhibir las “curiosidades” de las colonias como flora, fauna y objetos etnográficos. La inclusión de las pinturas de castas en este tipo de gabinetes reforzaba un supuesto orden natural en las diferencias sociales. Por otra parte, los retratos centrados en la familia nuclear heteronormativa también naturalizan las diferencias de género a través del vínculo del “amor”.
Actualmente, esta única serie de castas peruana forma parte de la colección del Museo Nacional de Antropología de España. En un gesto restitutivo, Gamarra Heshiki comisiona la reproducción de la serie a un taller de copistas en China para donarla al Museo de Arte de Lima. Su intervención retoma la palabra “produce” de las leyendas de los cuadros originales para subrayar el rol de las mujeres en la reproducción de la fuerza de trabajo. La artista incluye fragmentos de textos de las teóricas feministas Silvia Federici y Claudia Mazzei para señalar no sólo la racialización de la explotación, sino también la división sexual del trabajo sobre las cuales se ha sostenido históricamente el capitalismo.
La popularidad de los cuadros de castas de la Nueva España se extendió fuera de su territorio. En 1770, el virrey del Perú encarga una serie para integrarse al Gabinete de Historia Natural organizado por el Príncipe de Asturias. Desde una perspectiva taxonómica, los gabinetes tenían el objetivo de exhibir las “curiosidades” de las colonias como flora, fauna y objetos etnográficos. La inclusión de las pinturas de castas en este tipo de gabinetes reforzaba un supuesto orden natural en las diferencias sociales. Por otra parte, los retratos centrados en la familia nuclear heteronormativa también naturalizan las diferencias de género a través del vínculo del “amor”.