La mayoría de la cerámica es esférica. Esto tiene tres propósitos importantes: Primero, una olla redonda se asienta bien sobre las tres rocas clásicas del fogón para cocinar. Segundo, la curva continua de una olla redonda distribuye el calor de manera uniforme. Tercero, la forma esférica la hace más resistente estructuralmente hablando.
El borde curvo permite servir con más facilidad y le añade fuerza a la orilla.
Las paredes de barro tienen una densidad uniforme y se pueden hacer tan delgadas como el barro lo permita (alrededor de 5 mm). Las ollas con paredes delgadas son más ligeras y fáciles de cargar, y permiten una transferencia más rápida del calor de la lumbre. Las paredes uniformes se secan de forma pareja ayudando así a evitar una fractura durante el secado u horneado.
Las ollas se hornean rápidamente a temperaturas bajas que van de los 600°C a los 1050°C. Estos niveles de calor mantienen la cerámica “suave”, haciéndola “flexible” y, por lo tanto, resistente a los choques térmicos.
La mayoría de la cerámica es esférica. Esto tiene tres propósitos importantes: Primero, una olla redonda se asienta bien sobre las tres rocas clásicas del fogón para cocinar. Segundo, la curva continua de una olla redonda distribuye el calor de manera uniforme. Tercero, la forma esférica la hace más resistente estructuralmente hablando.