En Oneiromancer (2017), la abogada Jan Susler, defensora de los derechos de los prisioneros políticos puertorriqueños habla de su labor profesional. A través de los movimientos de la cámara y las imágenes que acompañan su relato, así como de los testimonios de Santiago Muñoz, empezamos a entrever el rol de los afectos y de los sueños en el ejercicio de memoria que implica revisitar documentos y lugares que quedan como testigos mudos de una forma de pensar forzada a desaparecer. El título, que hace referencia a una forma de adivinación basada en la interpretación de los sueños, evoca un colapso de temporalidades a través del que podemos tal vez proyectar otras realidades.
En Oneiromancer (2017), la abogada Jan Susler, defensora de los derechos de los prisioneros políticos puertorriqueños habla de su labor profesional. A través de los movimientos de la cámara y las imágenes que acompañan su relato, así como de los testimonios de Santiago Muñoz, empezamos a entrever el rol de los afectos y de los sueños en el ejercicio de memoria que implica revisitar documentos y lugares que quedan como testigos mudos de una forma de pensar forzada a desaparecer. El título, que hace referencia a una forma de adivinación basada en la interpretación de los sueños, evoca un colapso de temporalidades a través del que podemos tal vez proyectar otras realidades.