El proceso de inmersión de Rafki Sánchez en Santa María la Ribera, para el proyecto de inSite/Casa Gallina, partió de una serie de conversaciones alrededor del tema de la tanatología y sus bordes emocionales. Fueron estas sesiones diseñadas por él mismo –y que impartieron distintos especialistas– las que le permitieron vincularse con un grupo de nueve vecinos del barrio.
Cada una de estas personas compartía una pérdida reciente, ya sea por la muerte de algún familiar o allegado y/o una ruptura por distanciamiento. Fue así que el artista abrió un espacio de escucha y de creatividad consensuada con la fnalidad de trabajar el aspecto simbólico del cuerpo y su desaparición –en momentos de quebranto o estrés– y de igual forma, repensar los espacios entendidos como refugios para el reposo del cuerpo y la mente, así como la resignifcación subjetiva de las despedidas y el duelo.
Vestigios parte de la energía surgida durante este proceso de coparticipación y se conforma por el residuo de un acto ceremonial: un cúmulo de cenizas y un manto preciosista a manera de reliquia. El ritual propuesto por el artista, replantea el cuerpo ausente del mundo afectivo y visible a través de la quema de una escultura cónica de carrizo cubierta con una mezcla de ceniza con agua. La escultura-refugio en sí misma subvierte la horizontalidad del féretro en los enterramientos judeo-cristianos principalmente, en donde el cuerpo se guarda y esconde en la tierra.
Al interior de la estructura se colocó el manto en el que se bordaron algunos de los epitafos de los integrantes del grupo. Frases que funcionan como relato de su cuerpo desaparecido en un presente o futuro imaginado por ellos. La escultura como repositorio de la corporeidad ausente fue activada por cada uno antes de la quema, de esta forma, los coparticipantes escondieron su cuerpo voluntariamente por un momento, ensayando simbólicamente su propio velamiento. Después de retirar el manto, el fuego redujo a ceniza la estructura de carrizo, como premonición de una despedida, de un cierre, de la disolución de la materia que antecede a un cierto tipo de ascetismo, ajeno al dolor y a la pena.
El proceso de inmersión de Rafki Sánchez en Santa María la Ribera, para el proyecto de inSite/Casa Gallina, partió de una serie de conversaciones alrededor del tema de la tanatología y sus bordes emocionales. Fueron estas sesiones diseñadas por él mismo –y que impartieron distintos especialistas– las que le permitieron vincularse con un grupo de nueve vecinos del barrio.