Esta obra anónima representa el momento en que Cristo muerto yace sobre el regazo de su madre, justo antes de ser enterrado, mientras ella llora con desconsuelo. En la versión del Museo Amparo, María está acompañada por tres ángeles, también visiblemente afectados por el suceso, tema que fue narrado por algunos textos místicos que aludían a María como reina de los ángeles, quienes la acompañaron en el dolor de la pasión de su Hijo.
Esta pieza, de buena factura en general, está pintada sobre una lámina de cobre, lo que le da una apariencia limpia, suave y brillante. Probablemente esté inspirada en las obras que pintó y grabó, en distintas versiones, Antonio van Dyck (1599-1641), artífice flamenco del siglo XVII, discípulo de Rubens. Aunque hasta el momento no se ha podido identificar una fuente precisa, las composiciones del tema realizadas por el europeo guardan similitudes bastante importantes con la pieza de la Colección Amparo: María llora, el cuerpo de Cristo parece desplegarse un poco hacia delante, y los ángeles rodean la escena. Dos de las imágenes de esta temática más importantes de Van Dyck, la Lamentación del Real Museo de Bellas Artes de Amberes, así como el grabado de la llamada Deposición, estén sin ángeles, son cercanas a la pintura sobre cobre, que no llega a copiar ninguna de ellas. En el grabado de la obra que se custodia en Alemania, que varía un poco la posición del cuerpo de Cristo, la figura de san Juan es sumamente parecida a dos de los ángeles de la obra del Museo Amparo.
Pareciera, por lo tanto, que la pintura sobre lámina se basa en diferentes obras de Van Dyck, y las conoce de cerca. En ella el cuerpo de Cristo está representado correctamente, y el naturalismo da muestras patentes de su muerte: la piel es pálida, incluso azulada por la falta de circulación de la sangre, así como se denota el cuerpo ya un tanto rígido. En contraste, algunas de las figuras no están resueltas de manera adecuada, por ejemplo los brazos y manos de los ángeles a la izquierda de la imagen, anatómicamente son incoherentes.
Ya que la obra se inspira, sin copiar, en la pintura flamenca y no hay en ella señales de la pintura novohispana, cabe la posibilidad de que se trate de una pieza de origen europeo, importación que no era infrecuente en la Nueva España. Los análisis de pigmentos del cobre son, además, consistentes con la paleta usada en el siglo XVII, por lo que la hipótesis de que fuera una pieza flamenca de dicha centuria que retomara los modelos propuestos por Van Dyck, pareciera ser muy posible.[1]
[1]. Estudio de José Luis Ruvalcaba Sil, abril 2012, pp. 21-23.
Esta obra anónima representa el momento en que Cristo muerto yace sobre el regazo de su madre, justo antes de ser enterrado, mientras ella llora con desconsuelo. En la versión del Museo Amparo, María está acompañada por tres ángeles, también visiblemente afectados por el suceso, tema que fue narrado por algunos textos místicos que aludían a María como reina de los ángeles, quienes la acompañaron en el dolor de la pasión de su Hijo.