Cultura | Tradición Mixteca-Puebla |
Región | Meseta central, probablemente |
Período | Posclásico tardío |
Año | 1200-1521 d.C. |
Período 9 | Posclásico tardío |
Año | 1200-1521 d.C. |
Técnica | Barro modelado, con policromía y bruñido intenso |
Medidas | 27.5 x 18.4 x 19.6 cm |
Ubicación | Sala 6. Arte, forma y expresión |
No. registro | 52 22 MA FA 57PJ 223 |
Investigador |
El excelente estado de conservación de esta pieza corresponde con el uso en un contexto funerario, debe proceder de una cámara en la cual había algo de aire, la pieza no sólo quedó a salvo de algún desplome sino que tampoco se vio afectada por la rozadura de arena y otros objetos. Esto permite apreciar adecuadamente el magnífico acabado. Sin embargo, pudo haber tenido antes otro uso, por ejemplo en el altar de algún templo.
La jarra está hecha de cerámica pero el color del barro no es apreciable en la superficie del objeto porque recibió uno o, más probablemente, varios engobes, que dejaron un color negro muy sólido. Después de la cocción, ese engobe negro, grueso como si se tratara de una laca, fue pulido con alguna tela. Los círculos semi hundidos que decoran la jarra deben haber recibido un tercer engobe, éste de color rojo, sobre el negro general.
Llama poderosamente nuestra atención la semejanza que hay entre la forma de esta jarra y las jarras utilizadas para agua o vino entre las culturas del Mediterráneo. Vale la pena decir que, si bien existieron algunas tipologías de vasijas cerámicas muy características de Mesoamérica, como el cajete, el molcajete y otros recipientes, como los trípodes –tanto globulares como de fondo plano-, también encontramos algunos envases que nos recuerdan a ánforas de la antigüedad y algunas ollas que no son sustancialmente distintas de las mediterráneas. Por lo demás, este tipo de jarra está documentado en los códices del Posclásico y no hay indicio de él en etapas anteriores.
Su decoración sugiere que fue utilizada con fines rituales y no meramente utilitarios. Sin embargo, explorar la iconografía de una decoración tan sencilla es muy difícil. El fondo negro, cuando pudieron haberse utilizado otros colores existentes en la época como el rojo, el amarillo o la combinación de ambos, nos remite a un contexto nocturno, al ámbito del inframundo o de la noche. Y la presencia de los puntos o lunares podría reforzar esta interpretación, pues es frecuente que las representaciones del cielo nocturno en los códices tengan pequeños círculos que hacen referencia a las estrellas. En algunas representaciones se asociaron los fondos de estrellas con la piel manchada del jaguar. Ambas extensiones, el cielo nocturno y la piel del jaguar, corresponden a un mismo ámbito.