La frente prominente y los carrillos hinchados que presenta el personaje son comunes a algunas esculturas localizadas en la ciudad de Oxkintok, ubicada en la región Puuc del estado de Yucatán. Estas esculturas formaban parte de la decoración de las columnas que separaban los vanos del palacio Ch’iich, conocidos coloquialmente como los “gorditos de Oxkintok”, pues efectivamente presentan rasgos físicos gruesos y rotundos que distan bastante de la estética estilizada del Clásico maya.
Esta evidente diferenciación física hizo pensar a los expertos que era gente de procedencia extranjera, tal vez gente de la región chontal de Tabasco o del Golfo. En este sentido, el siglo IX, momento en que se esculpieron estas columnas antropomorfas, fue un período de importantes cambios socioeconómicos y políticos en el norte de Yucatán. Los puertos y ciudades costeras impulsan el comercio e intercambio con regiones del Golfo de México, atrayendo a un gran número de personas con tendencias artísticas diferentes que debieron calar hondo en ciudades como Oxkintok. Por tanto, y pese a que no se puede afirmar que esta escultura proceda de Oxkintok, el patrón, factura y diseño de la pieza apuntan a esa región y al período terminal del Clásico.
La escultura reproduce tres cuartos del cuerpo frontal de un varón. Es posible que la pieza original tuviese el cuerpo completo y que para sacarla de su contexto fuese seccionada al medio. El rostro del personaje es circular y no presenta la marcada modelación cefálica tabular oblicua clásica que conseguía unos perfiles con la frente reclinada hacia atrás, perdiéndose la protuberancia de las cejas. En esta pieza la frente está señalada por el exagerado arco supraciliar de las cejas quedando los ojos juntos, pequeños y hundidos en el rostro de hinchados carrillos del personaje.
Lleva un tocado, tal vez realizado en tela, que estuvo adornado en la parte frontal. La nariz está perdida pero el patrón del rostro indica que no debió ser muy prominente. Un elemento decorativo arranca de la parte alta de la nariz y cubre parte de la frente. Las orejas también son pequeñas y despuntadas ligeramente hacia el exterior sin perforación lobular para colocar orejeras. El escultor destacó en el rostro los carrillos hinchados del personaje y la boca pequeña y entreabierta, tal vez porque estuviese soplando.
El cuello del personaje presenta un adorno de placas vertical. Cubre los hombros y el pecho con una capa corta con diseños de chevrones y rematada con flecos que se anuda en el cuello con un adorno de caracola. Este tipo de capa lo solían portar los sacerdotes y el dios L, un dios que adquiere protagonismo en esta región de las tierras bajas del norte durante el Clásico tardío final y el Clásico terminal. Por debajo de la capelina se reconocen el abdomen abultado y unos delgados brazos que doblan con las manos juntas sobre el pecho, como si estuviese en posición de oración, una postura relativamente atípica en el área maya.
Es posible que esta escultura formase parte de un elemento arquitectónico, tal vez una columna, pilar o jamba, pues en la parte posterior de la pieza se reconoce parte de la piedra sin decoración. De esto se deduce que no fue una escultura concebida en bulto redondo sino tallado en altorrelieve como elemento decorativo de un soporte arquitectónico.
La frente prominente y los carrillos hinchados que presenta el personaje son comunes a algunas esculturas localizadas en la ciudad de Oxkintok, ubicada en la región Puuc del estado de Yucatán. Estas esculturas formaban parte de la decoración de las columnas que separaban los vanos del palacio Ch’iich, conocidos coloquialmente como los “gorditos de Oxkintok”, pues efectivamente presentan rasgos físicos gruesos y rotundos que distan bastante de la estética estilizada del Clásico maya.