El panel reproduce una escena de cautiverio y sigue el patrón establecido en representaciones de este tipo del período Clásico Tardío. El cautiverio en el arte maya es fácilmente reconocible pues representaban a los personajes sentados u arrodillados, con los brazos atados en la espalda y los lóbulos de las orejas atravesados con papel, tal y como se advierte en este panel.
En este caso, los dos personajes están sentados en posición oriental (obsérvese el detalle del pie que asoma por debajo de la pierna, con los cuerpos de perfil y enfrentados entre sí. Ambos tienen el cabello largo. El de la derecha lo lleva suelto, mientras que el de la izquierda lo lleva anudado a la altura de la nuca.
Los cuerpos se adaptan al marco y ocupan prácticamente la totalidad del panel, salvo la parte central que queda libre para colocar el texto glífico. Por el volumen de los cuerpos se puede saber que el cautivo de la izquierda era más alto que el de la derecha. Esto se advierte por la disposición de los cuerpos. El personaje de la izquierda parece que no cabe en el marco elegido. Para dar solución a esto, el escultor le coloca con la espalda ligeramente arqueada hacia delante y con la cabeza levemente inclinada hacia abajo, adaptando el cuerpo al marco del panel.
También es posible que se representase de mayor tamaño porque tuviese un rango superior, siguiendo lo que en arte occidental se conoce como perspectiva jerárquica. Esta idea encuentra sustento, además de en el hecho de presentar su nombre escrito en una de sus piernas, como era habitual en este tipo de eventos, en que el otro cautivo, el de la derecha, no lleva inscrito su nombre y presenta proporciones más pequeñas que permitieron al artista representarle con la espalda recta y la cabeza volteada hacia arriba quedando en su totalidad libre del marco del panel. Este cautivo presenta la boca entreabierta y una poblada perilla. Este rasgo varonil también se reconoce en algunos de los cautivos representados durante el Clásico Temprano en los escalones de Dzibanché.
Ambos personajes están cubiertos por faldellines, uno ata a la cintura y deja las piernas vistas, mientras que el del otro, adornado con flecos, cubre la mitad del muslo. Los dos están atados por los antebrazos con cuerdas, pero curiosamente el personaje sentado a la izquierda, el que pudiera ser de mayor rango, no pierde la movilidad de sus brazos, al contrario, se aprecia como cierra su mano derecha con resignación y rabia sobre su pecho, mientras que el otro brazo lo reposa sobre su pierna derecha, dando la sensación de libertad. En cambio, el personaje de la derecha está tan fuertemente atado por los antebrazos que queda totalmente inmovilizado.
El panel reproduce una escena de cautiverio y sigue el patrón establecido en representaciones de este tipo del período Clásico Tardío. El cautiverio en el arte maya es fácilmente reconocible pues representaban a los personajes sentados u arrodillados, con los brazos atados en la espalda y los lóbulos de las orejas atravesados con papel, tal y como se advierte en este panel.