La pieza que a continuación se describe es una figurilla antropomorfa, es decir, que representa a una persona, en este caso por su morfología se trata de una mujer. La escultura fue manufacturada mediante la técnica de modelado con algunas aplicaciones en el rostro, colocadas mediante la técnica de pastillaje. Asimismo, su elaboración se hizo por medio de un barro de color café-amarillento, cuyo tratamiento de superficie consideró el pulimiento. Sobre su cuerpo se observan algunos rastros de pintura color negro.
La mujer representada se encuentra de pie, completamente desnuda por lo que se advierte su sexo y sus prominentes senos. Sin olvidarnos de sus caderas y muslos anchos. Su rostro muy esquematizado presenta ojos tipo “grano de café”, la nariz, la boca abierta y prominentes orejas. Como un rasgo interesante, la figurilla porta en su cabeza lo que parece ser un yelmo o casco, lo que evidencia la probable naturaleza de la mujer como una guerrera.
La obra corresponde al universo cultural mesoamericano, particularmente de la región del Valle de Puebla- Tlaxcala. Temporalmente asociado al periodo Formativo o Preclásico Medio-Tardío (700 a.C.-200 d.C.). Esta zona altiplánica, fue asiento de diversos grupos humanos desde etapas tempranas del desarrollo del México antiguo y constituyó un cruce de caminos para las sociedades que se movilizaban entre las tierras del sureste y el centro de Mesoamérica, con dirección al septentrión de México.
Toda esa pléyade de cultura y grupos humanos representaron en su cultura material y elementos artísticos su cosmovisión y formas de organización social. En el caso de esta pieza femenina se observa un interés claro por su sexualidad y por hacer patente su noción de la mujer, resaltando la corporalidad del componente femenino de la sociedad. Las figurillas como artefactos se hallan en prácticamente todos los rincones del mundo mesoamericano, en diversos contextos, incluidos los rituales agrarios, que remiten a la fertilidad. La representación del cuerpo y de la mujer de manera excesiva remite a aspectos agrícolas, de fertilidad de la tierra y a la reproducción humana, de ahí el interés de los grupos poblano-tlaxcaltecos por dejar testimonio de esa forma de la corporalidad de la mujer. Y si a esto sumamos los aditamentos relacionados con el campo de batalla tendremos una doble significación: la mujer como dadora de vida, metáfora de la fertilidad de la tierra y como parte de las actividades guerreras, que se suelen asociar mayormente con lo masculino. Los yelmos como ornamentos de guerra y posteriormente también del juego de pelota, estarán presentes en múltiples representaciones plásticas como en la cerámica, pintura mural, tableros en arquitectura y los códices. Esto resalta el perfil de esta mujer, pues la forma del casco es muy similar en especifico a lo que se ha visto en jugadores del juego pelota. Esta actividad entre otras cosas, es una metáfora del movimiento de los astros, del sol y la luna y un ritual agrícola.
Este discurso artístico en su conjunto nos muestra la diversidad de concepciones y visiones del mundo que tenían los antiguos pobladores de Mesoamérica, que desde tiempos preclásicos entendían a la mujer como una parte central de su mundo social.
La pieza que a continuación se describe es una figurilla antropomorfa, es decir, que representa a una persona, en este caso por su morfología se trata de una mujer. La escultura fue manufacturada mediante la técnica de modelado con algunas aplicaciones en el rostro, colocadas mediante la técnica de pastillaje. Asimismo, su elaboración se hizo por medio de un barro de color café-amarillento, cuyo tratamiento de superficie consideró el pulimiento. Sobre su cuerpo se observan algunos rastros de pintura color negro.